14. Más libros

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Miércoles. 12:39. Acabé de hablar con Alexa y ya me estaba aburriendo. Como soy muy precavida, me puse en YouTube para ver consejos para prepararme para ir a la boda. Me apunté las cosas en un papel para no estar viendo el mismo video todo el rato.

No valía la pena empezar a prepararme hasta el día de antes; tenía dos días y medio por delante. Entonces me acordé de que mi futuro padrastro me compró un libro hace tiempo. Desde que me lo compró, lo tengo lleno de polvo dentro de un armario (no tengo estanterías).

Abrí el armario y saqué el libro que estaba muerto de pena.

–Irene, creo que tendrías que ir a la tienda de ropa a buscar algo para ponerte en la boda –interrumpió mi madre cuando llevaba 30 páginas del libro–. Ostras, te he pillado leyendo. ¿Cuántas páginas tiene?

–255.

–¿Tantas? Espero que te dure bastantes días. –Entonces miró las páginas que llevaba ya leídas–. ¿30 ya? ¡JODER! Al caso, deja de leer que tengo que ayudarte a elegir la ropa para el sábado.

–Pero no me hace falta más ropa. ¿No has visto que mi armario está lleno de ropa? Además, no la uso toda.

–Cariño, solo tienes leggins, chándales y camisetas con dibujos de princesas Disney.

–¿Y?

–¡QUÉ ESA ROPA NO ES LA MÁS ADECUADA PARA UN EVENTO COMO ESE! –Cuando gritó me asusté. Cuando ella vio mi cara de espanto, bajó un poco el tono de su voz–. Tienes que comprarte ropa para mudar y estar guapa.

Nos fuimos a la tienda de ropa después de haber cerrado el libro. Aparte de ropa para mí, también le compramos a mi hermana (ella tiene la misma ropa que yo: camisetas con dibujos de Disney).

Admito que esta ropa no es mi estilo. La única vez que me puse pantalones tejanos fue hace 2 años para un baile de fin de curso y desde entonces solo uso leggins y chándales.

Manolo no vino con nosotras, pero cuando mi hermana y yo salimos de los probadores para enseñarle la ropa a nuestra madre, lo encontramos allí.

–¡Qué guapas! –exclamó él.

–Sí, pero no hace falta que exageres.

–Pero si lo están. No miento.

Volvimos a casa después de comprar la ropa y comimos. No sé por qué fuimos a comprar ropa a las 13:50 y no más pronto o más tarde. Cosas de mi madre.

Amo leer con los altavoces a tope, con palomitas y casa sola. La mejor sensación del mundo. Además, me acabé el libro y, para ser sincera, tengo ganas de leerme otro. Sé que a mi madre no le haría nada de gracia que le pidiera otro, tal vez dos, tres, o una librería entera.

Me acabé las palomitas y guardé el libro en el armario. Me quedé sentada en el sofá sin saber qué hacer. Entonces mi madre y mi hermana llegaron a casa. Vino Manolo detrás. Me dijeron que iban al parque, pero vinieron con muchas cajas grandes de cartón y algunas maletas. Tuve que quitar la música.

–¡Qué escándalo! Espero que los vecinos no vengan a quejarse del ruido que has montado con el volumen a tope.

–Pero deja a la niña escuchar música. –Me encanta cuando Manolo me defiende. No conocí a mi padre. Me daba miedo que mi madre se casara con otro hombre porque no sabía cómo me trataría. –¿Qué cantante es esa?

–Billie Eilish.

–Buah. Es triste la música de ella. Por lo menos no escuchas reggaetón como el resto de jóvenes. A mí me gusta Metallica. ¿Ya te has leído el libro que te compré el otro día?

–Sí, me ha gustado.

–¡Espero que no quieras más!

–Pues... –dije sonriendo. Mi madre me fulminó con la mirada.

–Te dije que no te compraría más libros porque son muy caros y ocupan mucho sitio. Por cierto, ¿dónde has metido el libro? No tienes estanterías.

–En el armario, entre la ropa.

–Por eso no te podemos comprar más libros. Venga, dejemos de hablar y ayudemos a Manolo a instalarse. Viene a vivir con nosotras.

Mi madre le enseñó dónde estaba todo: su habitación (que era la misma que la de mi madre, dormirían juntos), el baño, la cocina, etc. Entonces él se instaló.

–Es una casa muy bonita. La casa anterior la vendí, como nadie va a vivir en ella... –Hubo un silencio incómodo. Creo que las tres estábamos incómodas, sobre todo Carla y yo, ya que era la primera vez que vivíamos con un hombre. –Irene, he entrado en tu habitación y he visto que tienes mucho sitio. Como te está empezando a gustar leer... ¿Qué te parece si te compramos una estantería para poner los libros que leas?

–Manolo, por favor. No le des cuerda. Ya está viciada al ordenador y al móvil, no quiero que tenga un tercer vicio.

–Tal vez se le quite el vicio a esos trastos si lee más.

Al final, mi madre accedió y al día siguiente nos plantamos en una tienda de muebles.

–¿Cuál te gusta?

–Ese blanco.

–¡Pero vale 38€! –Todos los clientes que había en esa tienda en ese momento se giraron para vernos; no me gusta ser el centro de atención.

–¡No montes un escándalo! Mira, esta estantería vale 40€ y esa de ahí 53€. Esta está bien de precio.

–¿Estás segura de que no quieres esta de 29€?

–Pero deja que elija la estantería que quiera. Tampoco nos arruinaremos.

Fuimos a la librería. Le eché un ojo (o tal vez los dos) a una saga de 18 libros. Como Manolo tiene mucho dinero, me los compró todos.

Mamá y Carla ya estaban en casa, entonces miraron los libros que compré.

–¿Pero qué libros son esos? "Diario de Greg". ¿Son los diarios de un tal Greg? Qué dibujos tan feos. ¿Para qué quieres tantos?

–Déjala, que tiene 12 años. No tiene los mismos años que tú. Tiene gustos diferentes.

Entonces me fui a mi habitación y puse los libros en mi nueva estantería, que ya estaba montada.

–Pero estos libros te tienen que durar mucho, ¿vale? –dijo mi madre cuando entró en mi cuarto. Asentí. –¿Quieres ayudarnos a preparar la boda de pasado mañana?

Mi querida amiga Alexa [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora