Al día siguiente, quedé con Alexa en las piscinas de la ciudad para nadar un poco y hacer un picnic allí. Admito que me daba vergüenza que la gente, sobre todo Alexa, me viera con bañador. Tenía demasiada vergüenza.
Las dos llevábamos el bañador debajo de la ropa. Cuando llegamos allí y extendimos las toallas, nos quitamos la ropa, quedando visible solo el bañador.
—Tenías razón. Ella no tenía buenas intenciones. ¡Me lo dijo en la cara!
—Si te digo las cosas será por algo. Se olfatear maldad.
—A partir de ahora te haré caso, te lo prometo. Qué vergüenza que veas mi cuerpo –le dije cuando ella se fijó en mis piernas.
—No te preocupes por eso. Todos tenemos grasa innecesaria –me intentó consolar mi amiga–. De todas formas, teniendo grasa o no, todos los cuerpos son bonitos. —Después de mirarle con mala cara, intentó rectificar—. La belleza está en el interior. ¿Qué prefieres, una persona con buen físico pero mala persona, o una persona con mal físico pero buena persona?
—Prefiero lo último que has dicho. Lo que no entiendo es por qué primero dices que todos los cuerpos son bonitos y después me dices lo del físico bueno o malo.
—Es una forma de hablar.
Estuvimos un buen rato hablando sobre las inseguridades y sobre Ariel. Una conversación algo incómoda.
—Pero Irene, tía, vamos a hacer lo que hemos venido a hacer. Vamos a pasarlo bien. No seas tan pesimista.
En las piscinas municipales hay cuatro lugares para meterse a nadar o jugar. Está la piscina para los niños pequeños, la piscina normal para jugar y hacer lo que quieras, y luego hay dos piscinas olímpicas para nadar.
Ese día había poca gente en las piscinas. Así iba a ser hasta nuevo aviso. Seguíamos teniendo el Covid-19 por medio y, como para nadar necesitas quitarte la mascarilla, era poca la gente que podía entrar. Es una pena, ya que nunca ha habido un máximo de personas que pudieran entrar.
En la piscina hay unos altavoces en los que ponen música que se oye en todo el recinto. Cuando nos dimos cuenta, anunciaban que ya eran las 15:00. Nos fuimos al lugar donde habíamos dejado las toallas, nos secamos y nos pusimos a comer.
—Mi madre dice que tenemos que estar dos horas fuera del agua después de comer. ¿Qué hacemos?
Alexa estuvo mirando Instagram todo este rato y yo, como era de esperar, me puse a leer. Ha llegado un punto en el que no puedo salir de casa sin libros.
–Oye, ¿tú sigues a alguien de nuestra clase en Instagram? –Entonces negué y le pregunté el porqué de esa pregunta. –Entonces mira esto.
Alexa me enseñó la pantalla de su móvil. Algunos compañeros de clase habían subido a internet fotos mías EDITADAS (eso es lo que más me jodía) riéndose de mí. En algunas fotos ponía texto: "Lo que tienen que soportar Alexa, Lara y Lea". "Se rumorea que las únicas tres amigas de Irene solo están con ella para quedar bien, no porque realmente se lleven bien". "No sé cómo no se ha suicidado aún esta chica". "Dicen que la belleza está en el interior (de la nevera)". Muchos comentarios así. Entonces me puse a llorar.
Seguimos hablando de la traición de Ariel; de la pelea con Alex, Adrián y Lucía; y del bullying y ciberbullying que recibía por parte de todos.
De mi ropa, de mi peso, de mi cara, de mi forma de hablar, de mi familia, de la ubicación de mi casa, de cómo me va en inglés, de cómo me va en Educación Física, de cómo me va en el resto de asignaturas. Se tienen que reír DE TODO.
A eso de las 17:25 acabamos de hablar mientras salíamos de la piscina. No sabíamos si íbamos a volver a vernos ese verano, ya que ella se iba a su pueblo a pasar el verano.
Cuando volví a casa, mi padre me preguntó qué tal me fue y yo le conté todo. También le enseñé las fotos que me había enseñado y luego me las pasó por mensaje Alexa.
—Pues no sabía que te hacían bullying. —Entonces se dirigió a mi madre—. ¿Tú sabías de esto?
—Sí, pero paso.
—¿Por qué pasas? Esto es un tema serio. ¿Y si le hacen daño?
—Ya se hace daño ella sola. ¿No te dije que no se deja ayudar por los demás? Fui a hablar con el orientador de su colegio y dice que es normal que le hagan bullying. Por ser así.
—No me lo puedo creer. Que no me entere yo que a principio de curso le hacen eso otra vez. Si me entero hablaré con el colegio. ¡Y si no hacen nada denunciaré! ¡No puede ser que hagan esto! ¡Y tampoco me puedo creer que tú no apoyes a tu propia hija!
—¡Y yo no me puedo creer que apoyes a una niñata que no es tuya!
—No digas eso. Ahora es de los dos. Cuando nos casamos y firmamos el matrimonio, también firmamos para que las niñas sean de los dos, no solo tuyas. Si no te parece bien te aguantas y a partir de ahora te lees lo que pone en las hojas antes de firmar. —Y antes de irse dando un portazo, acaba diciendo—. Mañana me llevo a Irene y Carla a la piscina. Quiero pasar tiempo con mis hijas.
—Date cuenta, Irene —empezó mi madre—. Olvídate de lo que dice Manolo. Tú no eres normal.
—Si fuera normal no sería yo misma. —Entonces me fui cuando mi madre empezó a gritarme y yo a ignorarle.
—¿Por qué no te pones el bañador?
—Mi cuerpo me da vergüenza. ¿No ves lo gorda que estoy?
—Como tu madre ha querido que tu hermana se quede con ella y estamos tú y yo solos, podemos hablar.
—¿Hablar de qué?
—De lo que pasa en la sociedad. A mí me pasó lo mismo que a ti. También me hicieron bullying. En tu caso tu hermana no te comprende; en mi caso nunca tuve un hermano o una hermana. En tu caso solo tenías una madre que no te comprendía; en el mío mi madre sí me comprende, pero mi padre no. Quiero ser ese padre que siempre quise.
—Buah, no lo sabía. Ya tenemos algo en común.
—Todos tenemos que ser "perfectos" para gustar a los demás. Yo opino que a la única persona que le tienes que caer bien es a ti mismo. Ojalá no hubiera reglas que prohibieran ser como queramos.
—Pero todos me odian.
—Yo no te odio. Algunos te amarán por lo que eres, otros te odiarán por la misma razón. Una cosa bien clara te voy a decir: este mundo está lleno de copias. Sé valiente, mira al frente y atrévete a ser diferente. Si quieres cambiamos de tema —me dijo cuando vio que tenía los ojos llorosos—. ¿Quieres que cambiemos de tema?
—Claro. —Hasta ahora no le veía la gracia que él lo dijera así, pero cuando yo lo dije nos empezamos a reír.
Ese día encontré a alguien más con quien compartir mis problemas.
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Mi querida amiga Alexa [Completa]
Novela JuvenilPrimer libro de la bilogía 'Querida Amiga'. En "Mi querida amiga Alexa", sumérgete en la vida de Irene, una joven que ha soportado el acoso y la indiferencia desde la primaria. La llegada de Alexa, una nueva y carismática alumna, transforma su mundo...