37. Dándole vueltas al asunto

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Estuve pensando en lo que me dijo Manolo durante los últimos dos meses. No quería estar con Lara, mucho menos con Lea. Pensaba que me trataban bien, pero resultó que no era así. No quería alejarme porque sabía que acabaría volviendo. Entonces, opté por aplicar la ley del hielo poco a poco, en lugar de hacerlo de un día para otro. Era un consejo de mi psicóloga, que me recomendó en la tercera visita cuando le conté todo, incluido cuando intenté hablar con ellas sobre el tema y me ignoraron.

–No, esta vez no te paso los deberes. Apáñatelas tú sola –le dije a Lea.

–¿Pero qué te pasa conmigo?

–Siempre me estás pidiendo las cosas. No te esfuerzas.

–Pero lo intento hacer y no me sale.

–Me da igual. Si me sale mal, te enfadas, y no quiero que me estés echando la bronca cada dos por tres.

–Pero vas a una academia para hacer repaso.

–¿Y?

–Que te tiene que salir bien siempre. No veo normal que te salgan mal las cosas si hay gente que te ayuda.

–Pues apúntate tú a una academia.

–No tengo dinero suficiente.

–Pero ir dos días a la semana solo cuesta 50€ al mes.

–Es caro.

–¿Es caro 50€ para ir a repaso, pero no es caro 50€ en maquillaje? No te entiendo.

–Es que el maquillaje es necesario. ¿Por qué no te maquillas tú?

–Porque no me da la gana.

–Espero que no te quejes por el dinero que vale. Tú eres rica.

–¿Por qué piensas eso?

–No, por nada. Se nota.

–Si fuera rica no estaría aquí ni llevaría estos zapatos roñosos de 12€ y estos leggins de 7€.

–¿Y si te pagara 0,10€ por cada ejercicio que me des hecho?

–¿Por qué me cambias de tema?

–¿Sí o no?

–No.

–¿Por qué no?

–Es demasiado barato.

–¿Y por cuánto entonces?

–0,50€ el ejercicio.

–Me parece caro.

–El precio lo pongo yo porque soy la vendedora. ¿Lo tomas o lo dejas?

–Vale, vale.

–Toma, cópialos. Son diez ejercicios, cinco euros.

–Mañana te los traigo, te lo prometo.

Nunca recibí los 5€ por los ejercicios.

–Irene, déjame los deberes otra vez.

–No.

–Pero te pagaré los 3,50€.

–Sí, como el dinero de los ejercicios de matemáticas de hace tres semanas, lo que tú digas.

–Perdona, se me olvidaron.

–Pero estuve toda una semana recordándotelo y me ignoraste.

–Vale, no insistas. Ya me ha quedado claro que no me quieres ayudar ni ser mi amiga. Voy a preguntarle a otra persona los deberes de historia.

Me encerré en el baño. No quería ir con las dos de siempre, pero tampoco quería ir con Alexa ni Ariel porque se juntaban con Mia. Fue en ese momento cuando Alexa entró en el baño.

–Sabía que estabas aquí.

–¿Por?

–No te vi con Lara ni Lea. Además, Lea vino enfadada a pedirme los deberes, sabiendo que siempre te los pide a ti.

–Estoy cansada de que se aproveche.

–Es normal que te sientas así. En nuestro grupo estarás siempre más que bienvenida. Vente con nosotros.

–No estoy segura. Conozco a Mia de lejos y me da mala espina. A veces fui a la zapatería de su madre y otras veces la vi paseando a su perro. Su tío es el director de primaria de este mismo colegio. Y el hecho de que viva cerca de mí hace que muchas veces nos encontremos, y por la manera en que anda y mira a la gente...

–Pensaba lo mismo de ella, pero en el fondo es maja. Bueno, dentro de nada son las vacaciones de Navidad y tendrás tiempo de pensar qué vas a hacer respecto a este tema. Pero ya sabes, estaremos todos encantados de que vengas a nuestro grupo.

Mi querida amiga Alexa [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora