1. Como resumir mi vida

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Ese día llegué llorando a casa, como siempre.

–¿Otra vez llorando por tonterías? –me preguntó mi madre.

–El bullying que me hacen cada día no es ninguna tontería.

–Son cosas de niños.

Siempre estoy cansada de los mismos comentarios.

–Estoy cansada de que todo el mundo sepa lo que me está pasando y nadie haga nada.

–Lo que tú digas.

Nunca hice amigos; cuando me acercaba a algún grupo de chicos o chicas, me excluían. Desde 3° de primaria me quitaban el almuerzo todos los días y, más de una vez, me lo tiraban encima. Todos los libros los traía rotos a clase porque algún gracioso se entretenía destrozando lo que es mío. Cada día se inventaban un rumor diferente para que la gente se alejara de mí, por ejemplo, cuando dijeron que abusé de la chica popular cuando, en realidad, sólo le miré a los ojos y le dije que su nombre me gustaba para ponérselo a mi futura hija. Se pasaban las mañanas gritándome, persiguiéndome y tirándome piedras en el patio.

La policía sabía de todo esto; más de una vez lo vieron y no hicieron nada, igual que los profesores. Mi madre pasaba de mí y le daba igual lo que me pasara.

Cuando decía que iba a 6° de primaria, me decían que no me preocupara porque al año siguiente me iría al instituto y haría amigos nuevos. Pero no fue el caso. En mi colegio había educación infantil, educación primaria y educación secundaria porque es concertado. O sea, al año siguiente, cuando pasé a 1° de secundaria, seguí con esta gente. Podría venir gente de otros colegios al mío para hacer la secundaria y hacer nuevos amigos o los de mi clase los seducirían y también me harían bullying. Tenía ganas de verlo cuando empezara el curso, que fue después de cuatro meses: tres de verano y uno de clase, que era el que faltaba para verano.

Al parecer, iba sobreviviendo. Faltaban dos semanas exactas para acabar el curso y no sabías las ganas que tenía de irme a otro sitio a estudiar, pero para eso aún tenía que pasar cuatro años más aquí aguantando las burlas de mis compañeros.

Odiaba casi todas las asignaturas y mis "amigos" tenían mucho que ver. No me gustaba educación física porque el profesor nos mandaba hacer algo y la gente se reía. Cuando teníamos que hacer grupos siempre me elegían la última porque siempre que estaba en el grupo de alguien perdían. Siempre tuve sobrepeso y a mi madre le daba igual.

–Señora, su hija Irene tiene un sobrepeso bastante elevado –comentó el médico–. ¿Hace algún tipo de deporte?

–No, ella no quiere hacer nada porque dice que quedará en ridículo delante de sus compañeros.

–Pues entonces tendrá que hacer dietas.

Mi madre asintió, pero cuando salíamos del hospital decía todo lo contrario.

–¿Qué tipo de dieta haré?

–No harás ninguna dieta. Me da pereza cocinar unos platos especiales para que tú pierdas peso.

Otra asignatura que odiaba era inglés. Nunca se me dio bien. Casi todos los días hacíamos speakings, que son exámenes orales, o ejercicios del libro en voz alta. Lo peor es que me tocaba a mí todos los días.

En arte, o plástica para los amigos, también me molestaban. Cuando estábamos pintando con acuarelas o con cualquier cosa que necesitara limpiar el pincel en un botecito con agua, siempre me tiraban los líquidos encima. A mí me gustaba pintar y dibujar, pero ellos me hicieron creer que no valía la pena esforzarme porque siempre salen las cosas mal.

Inglés, educación física y arte son donde más se reían de mí. Desde que tengo memoria, no tengo autoestima.

Era domingo por la noche y me fui a la cama llorando, como todos los días, y le supliqué a mi madre poder faltar al día siguiente.

Mi querida amiga Alexa [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora