55. Trabajos terroríficos

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–¡Pero Irene! ¿No ves que te gotea la pintura?

–Perdona, pero a ti también se te ha ido un poco.

–Mírame, ahora lo limpio. Ya lo tendrías que haber limpiado. Ahora está seco y estará mal pintado. Menos mal que no cuenta para nota, si no, ya estarías suspendida.

Querida Noa, si yo no soy perfecta, tú lo eres menos. No está bien criticar o corregir a la gente si tú haces los mismos errores y haces como si nada.

Así fue como acabamos la asignatura de plástica.

Ese mismo día tuvimos que presentar el trabajo de música, el cual mi grupo acabó sacando un 9,5. Este trimestre me había lucido en música. Era mi asignatura favorita.

En el mes de junio había un 2x1 en el gimnasio, y a Mia se le ocurrió invitar a Olivia. Si a ella le gustaba, se apuntaría. A veces coincidíamos las tres en las clases con las que iba con Mia y nos lo pasábamos muy bien juntas sin necesidad de reírnos de otra gente. Entonces me surgió un imprevisto que me impidió ir al gimnasio.

–Esta tarde hacen las puertas abiertas de uno de los institutos. Si sabéis que iréis a ese o no estáis seguros, id.

–Yo sé que iré al otro para hacer bachillerato –comentó Alexa.

–Creo que yo iré a ese de las puertas abiertas para hacer un grado medio.

–Bien hecho, Irene. Ya verás que te irá bien.

–Gracias, y a ti. Pero tía, desde que rompiste con Álvaro te noto más rara.

–¿En serio? Bueno... Hay una cosa que deberías saber.

–¿El qué?

–Lucía me pidió perdón por todo y somos amigas otra vez.

–Me alegro de que hayáis solucionado todo –realmente no sabía cómo reaccionar. Estaba contenta porque ella no tenía problemas con nadie, pero no quería que se alejara de mí otra vez por juntarse con otros.

Poco a poco vi cómo ese miedo se convirtió en realidad. Aunque siguiera hablando con ella, no estábamos tan unidas como antes. Eso no pasó poco a poco, fue más bien rápido; eso me sorprendió porque suele pasar de forma gradual y no de esa manera.

Las puertas abiertas a mi futuro instituto eran, sorprendentemente, a la misma hora que la clase de gimnasio de esa tarde.

–Hoy no vendré a la clase de GAP –les informé.

–No nos abandones –me dijeron con pena.

–Esa clase es algo que puedo recuperar después; ir a ver el instituto no.

–¿Estás segura de que no podrás?

–Por las mañanas no puedo porque estamos en clase, y por las tardes no me presentaré sola para que me lo enseñen todo. Sabiendo que hoy hablarán de todo lo que se hará y nos lo enseñarán, aprovecharé.

–Joder, qué mal. Ya nos abandonas. Qué traidora.

–Pero volveré otro día.

–No es lo mismo.

–Venga, dejadlo. Cuando vosotras faltasteis un día no me quejé y vosotras estáis montando un drama.

–Lo dejamos, pero no lo olvidamos.

Cuando salí del instituto, abrí el móvil y vi que los de mi grupo de amigos, los que tienen un año menos que yo, me añadieron a un grupo de WhatsApp para jugar a Roblox, un videojuego. También encontré alrededor de 30 mensajes que me costó leer caminando hacia mi casa.

Estaba pensando en lo que haría al llegar, ya que de trabajos solo tenía uno de catalán, que se tenía que hacer en clase, y solo me quedaban dos exámenes, que estaban lejos. Tal vez me pondría a leer ese libro que dejé porque prefería estudiar.

Llegando a mi casa, recibí una llamada. Era de Mia.

–Holi. ¿Dónde estás?

–¿Qué te importa?

–La clase del gimnasio ya se acabó y estamos las dos en tu puerta esperándote. Te estamos viendo desde aquí.

Ahí fue cuando me di más prisa para llegar donde estaban ellas.

–Mira, tu vecino se ha dejado la puerta del portal abierta.

Y cuando me di cuenta, estaban ellas dos metiéndose con prisas en mi edificio y me dejaron fuera. Les dije que me dejaran entrar, pero fue en vano. Una estaba grabando y la otra apoyada en la puerta para que no pudiera entrar. Ahí fue cuando saqué las llaves e intenté abrir la puerta.

Ellas se fueron corriendo y después de subir hasta el primer piso e ir hasta el final del pasillo, metí la llave en mi puerta y le conté a mi madre lo que hicieron mis amigos. Me dio la peor respuesta de todas, que era una broma y que pasara de todo.

Antes de ponerme a leer, me preparé la información para el trabajo que teníamos que hacer en catalán. Se trataba de un podcast donde teníamos que hablar sobre el tiempo, una noticia y un top de canciones.

El trabajo se hacía en parejas. Alexa lo hacía conmigo, ya que hicimos las parejas antes de que ella se reconciliara con Lucía. Las dos teníamos ganas de hacer este último proyecto.

Creo que fuimos las más inteligentes de nuestra clase. Todos hablaban de poner canciones cualquiera y nosotras pusimos canciones en catalán. Entre ellas estaban "Coti x Coti", "Escriurem" y "Sense Tu". Nuestra favorita fue la última mencionada.

El trabajo fue viento en popa. Cada grupo fue a una clase vacía para poder grabar el podcast. Mientras lo grabábamos, cantábamos de vez en cuando y nos lo pasábamos bien. Siempre que pensaba en alguna canción catalana, pensaba en el instituto, ya que ahí nos las enseñaron todas.

En este trabajo, sacamos un 9. Últimamente me estaba marcando muchos triples.

–Bueno, Irene, no queda nada.

–Exacto. Dos semanas de curso.

–Y en esta semana quedan dos exámenes: el de historia y el de educación física.

–No quiero romper mi racha de buenas notas, pero creo que sacaré un 6 en uno de los exámenes y un 8 en el otro.

–Tampoco está tan mal.

–Pero ese 6 de historia, si lo acabo sacando, romperá mi racha de notas altas.

–No pasa nada. Lo único importante es aprobar. Este curso te has esforzado mucho. Un 6 no hará muchos daños. Lucía dice que sacará un par de dieces. Se lo sabe muy bien.

–Bien por ella –dije intentando fingir una sonrisa como si me importara.

–Dice que hará el mismo bachillerato que yo, además lo hará en el mismo instituto.

–Bueno, vale. ¿Qué harás esta tarde?

–Nada importante.

Mi querida amiga Alexa [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora