36. Solo quiero estudiar

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–¿Pero qué es lo que me mandaste ayer por la tarde? –preguntó Alexa, visiblemente confundida.

–Era una cosa que me dio la psicóloga –respondí.

–¿Desde cuándo vas a la psicóloga?

–Pero Alexa, te lo dije cuando fui a la primera cita en junio. ¿No te acuerdas?

–Creo que no te escuché.

–Ya, normal que no me respondieras.

–Venga, Irene, olvidemos ese tema. No pasa nada. ¿De qué iba esa foto?

–Son consejos para subir el ánimo. A las dos nos hace falta. Tú lo dijiste.

Me comprometí a estudiar mucho ese curso para sacar mejores notas, aunque sabía que sería complicado. Esa era una razón más para ponerme las pilas.

El problema era que me desconcentraba fácilmente. Cuando mis padres y mi hermana tuvieron una pelea, estuve espiando la conversación y me costó volver a concentrarme en el estudio.

Lo mismo me pasó con el teléfono. Aunque lo tenía silenciado como de costumbre, se me abrió la pantalla porque había una llamada de spam. Después de colgar, me puse en redes sociales, lo que me hizo perder aún más tiempo. Y fue en ese momento cuando Lea me llamó.

–¡Hola!

–Hola, dime.

–¿Tienes hecho el ejercicio de biología?

–Creo que sí. ¿Por?

–Pásamelo, porfa. No sé cómo hacerlo.

–Vale, pero creo que no lo tengo bien.

–No pasa nada, solo quiero evitar que me pongan falta de deberes.

No sé si por suerte o por desgracia, fue así todos los días.

Manolo me pasó a buscar ese día con el coche, ya que le dieron fiesta.

–¿Qué te pasa? Te veo un poco mal.

–Lea siempre me pide los deberes porque no atiende a clase y no sabe qué hacer. Luego, cuando le paso los deberes, me dice que no le importa si están bien hechos, y después se queja porque le salen mal.

–¿Pero está tonta?

–Llevamos así desde septiembre.

–Y ahora ya es noviembre. ¿Qué piensas hacer? ¿Vas a dejar que se aproveche de ti y luego se queje de que está mal hecho cuando ni siquiera lo intentó?

–No quiero fracasar como amiga.

–La fracasada es ella por no intentar hacer las cosas y pedirlas a otra persona. No tú por intentarlo. Y además, se queja de que está mal hecho cuando su trabajo está vacío.

–Pero la pobre no entiende nada de lo que el profesor explica. Es normal que no entienda las cosas.

–¿Pero atiende en clase?

–Creo que no. La escucho hablando todo el rato con Lara. Lo raro es que Lara sí hace los deberes y aprueba los exámenes, no como Lea.

–No le dejes copiar los deberes, no seas idiota.

–Pero no quiero que suspenda por mi culpa.

–Por tu culpa no será. ¿Quién no atiende en clase? Ella, obviamente. Suspenderá por no prestar atención. ¿Y qué hace en los recreos?

–Lo de siempre, hablando con Lara en su idioma. No me entero de nada y no me quieren decir de qué hablan, aunque ahora me tratan mucho mejor que antes.

–Eso tampoco es normal. Piensa en separarte. Considera buscar otro grupo de personas con las que te lleves bien o júntate con gente de otros cursos que no conozcas. Tal vez os llevéis bien.

Y estaba pensando en eso. El único obstáculo en mi camino era Mia, esa chica del grupo que parece una persona complicada.

Mi querida amiga Alexa [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora