Aunque la pandemia aún estaba presente y usábamos mascarillas, hicimos grupos de cuatro para sentarnos. Estos grupos serían para todo el curso.
Me iba a poner a rezar para estar con mis amigas y no con la gente que me cae mal.
Finalmente, me tocó con Vega, María y Alexa.
Lo malo de las mesas de cuatro era que había dos personas que tenían que esforzarse para ver la pizarra, en este caso, éramos Vega y yo. Pero mirando el lado bueno, me tocó con gente normal. Alexa era mi amiga; con Vega casi no tenía relación, pero cuando hablábamos, me trataba muy bien. Es una persona súper buena, y al parecer, me trata bien después de que Noa no se metiera conmigo.
Siempre he pensado que Noa ha obligado a determinadas personas a reírse de mí, y como ahora ella ya no lo hace, el resto que lo hacía por ella también ha dejado de hacerlo. Pero el hecho de que el bullying esté disminuyendo no significa que de vez en cuando no mencionen a Óscar.
Hicimos un Kahoot, que es una página web para hacer concursos online sobre cualquier tema. Cuando entré en Google, me puse a mirar el historial de búsqueda. "Lay All Your Love On Me" de ABBA. Entonces recordé por qué tenía esa canción guardada en mi historial: por las navidades del año pasado. Cuando llevaba tiempo sin pensar en canciones de rock o en la muerte de Pedro, me sale un pensamiento similar. Tal vez sea una indirecta por algo.
Luego fuimos al gimnasio del colegio para la clase de educación física. Mientras esperábamos al profesor, surgió esta conversación:
–Irene, me alegro por ti. Te estás empezando a llevar bien con más gente y ya no se ríen de ti.
–Alexa, te lo debo a ti. Si no hubieras aparecido, no me habrías sacado de esa toxicidad en la que estaba metida con Lea y Lara. Y aunque volvamos a llevarnos bien, también les hiciste ver a ellas que lo que hacían estaba mal y rectificaron. Me da la impresión de que les hiciste ver a los demás que no estaba sola al aparecer en clase. Ya entiendo por qué en 1º no se reían de mí; estabas tú ahí. En el confinamiento por el COVID-19 y en 2º, al no estar conmigo, se reían porque estaba indefensa y sola.
–Irene... No hacía falta que me dijeras eso. No era necesario...
–Sí que hacía falta. No puedes ir ayudando a los demás y no recibir ni un simple gracias. No quieres recibir ayuda de mi parte. Quiero ayudarte, pero no sé nada de ti aparte del problema con Firulais y Lucía. Sé que tu prima Eva es peluquera, que tienes una prima pequeña llamada Carlota, y que tu otro primo, Adrián, va a nuestra clase. Me gustaría conocerte mejor y ayudarte como tú haces conmigo.
–Irene... ¿No te supo mal que no te invitara a la casa de mi pueblo? Es que invité a Alex, Lucía y Ariel, pero a ti no.
–Al principio sí me supo mal. A veces sentía celos, eso no te lo niego.
–El problema es que tú no conoces a mis padres, y ellos a ti tampoco. No nos dejan traer a mucha gente a mi casa, solo uno por persona. Si cambio a Ariel por ti, ella se sentirá mal. Aunque sé que tú también te sientes así. Primero me gustaría que conocieras a mi familia y esperar a que alguien no pueda venir para que puedas venir tú.
Asentí y dije que no pasaba nada, cuando en realidad tenía ganas de explotar. Me daba la impresión de que ella no confiaba en mí.
–¿Y qué tienes en tu casa del pueblo?
–Una piscina. Por eso le gusta tanto a la gente venir allí.
–¿O sea, no vas a las públicas?
–No, tengo mucha inseguridad con mi cuerpo. Me noto gorda.
–Tía, no. ¿Cómo que estás gorda? ¿Me has visto a mí?
–Pero tú estás delgada, no estás tan mal.
–Si yo estoy delgada, tú eres un triste esqueleto, tía.
–Bueno, vale. No estás delgada, pero no estás muy gorda. No te echo más de 70 kilos.
–Pero eso es mucho.
–Qué va.
–¿Tú crees que tendremos pareja? ¿O acabaremos solas?
–¿Por?
–Somos feas. ¿No lo ves?
–No, no lo somos. Lo que pasa es que tenemos muchos complejos e inseguridades.
–Venid todos aquí, que os explicaré lo que haremos hoy –dijo el profesor en voz alta al entrar–. Voy a pesaros y mediros para controlaros. Será por orden de lista. Mientras no os pese, podéis hacer lo que queráis.
Alexa y yo nos miramos. Ella estaba abajo en la lista, yo al principio. No quería que él supiera mi peso, no quería que alguien con quien no tenía confianza lo supiera.
–Irene, pesas 90 kilogramos y mides 1'63.
–Te juro que intento perder peso, lo juro. Y no sé cómo.
–No tienes que jurar nada.
Al principio pensé que iba a decir mi peso en voz alta para que todos se enteraran, pero no lo hizo.
–¿Cómo? Si yo te echaba 70 o 75 –me dijo Alexa con sorpresa cuando se lo comenté.
–Creo que mi madre me matará si se entera.
–Mira, tenemos que hacer un cambio. No solo físico, también mental.
–¿El qué?
–Cuando estabas ahí dentro, lo pensé bien. Tenemos que cambiar nuestra actitud sobre cómo vemos las cosas. Tengamos el cuerpo que tengamos, somos igual de válidas. Busca sueños y ponles fecha para que se conviertan en grandes planes.
–Pero no los voy a conseguir.
–Cuando te digan que no puedes hacer algo, piensa en Beethoven. La gente le decía que no podía ser músico porque era sordo. ¿Tú crees que les escuchó?
–No.
–¿Por qué no?
–Tú lo has dicho, era sordo.
–Pues haz oídos sordos a los que te digan que no puedes hacer lo que quieras. Una cosa te digo: cuando sepas lo que vales, vas a flipar contigo misma. Los sueños empiezan igual: creyendo en ti.
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Mi querida amiga Alexa [Completa]
Novela JuvenilPrimer libro de la bilogía 'Querida Amiga'. En "Mi querida amiga Alexa", sumérgete en la vida de Irene, una joven que ha soportado el acoso y la indiferencia desde la primaria. La llegada de Alexa, una nueva y carismática alumna, transforma su mundo...