53. Últimos 3 meses

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Tres meses, o, dependiendo de cómo lo miremos, solo dos, quedaban para la esperada despedida: la mitad de abril, la mitad de junio y el mes entero de mayo. En realidad, dos meses.

El cartel ya estaba acabado, por fin. Lo que dábamos en el resto de las asignaturas se me hacía más sencillo, menos historia, que la llevo igual de mal que siempre, y en inglés la mejora es mínima.

En la asignatura de música teníamos que hacer un trabajo en grupos sobre un grupo de rock, el cual elegía la profesora. Yo estaba con Lara, Alexa y Lea, y el grupo del que teníamos que hablar era The Doors.

Lea pidió ir al baño, y como era de esperar, Lara fue detrás. Son un pack.

Cuando ellas se fueron, Alexa empezó a hablarme con un tono serio.

–Irene.

–Dime.

–¿Qué tal estás con el grupo en el patio?

–¿Por?

–Desde que Ariel no baja al patio por el proyecto de tecnología, te ves un poco excluida.

–No te preocupes, no es nada.

–Sí, Irene. Tengo que preocuparme. Desde que empezó el año no me preocupé nada por ti; solo eras tú la que te preocupaba por mí.

–Pero tía, desde que llegaste nueva solo me ayudabas tú a mí y yo no te ayudaba nada. Fueron nada más y nada menos que tres años. No pasará nada si en lo que queda de curso te ayudo yo a ti.

–No es lo mismo. Yo sentía que no era nadie y no servía para nada. Desde que te empecé a ayudar a ti, sentí que servía para algo. ¿Por qué crees que no me llevo con las pijas y populares? Porque me sentía apartada y no servía de nada. Me junté con Ariel y Lucía porque era un grupo modesto y me daban la atención que quería. Sabía que tú encajarías con nosotras si te quitaba de ese ambiente tóxico con esas dos.

–Y muchas gracias, Alexa. Has hecho mucho durante ese tiempo y has sabido manejar tus propias penas tú sola. Ahora me toca a mí manejar mis penas sola y ayudarte a ti.

–No. Nadie merece afrontar solo lo que sufre. Deja que te ayude una vez más, como me estoy dejando ayudar yo contigo. Te cuento todo lo que me pasa con Álvaro, con mis primas Eva y Carlota, también con Adrián y Firulais. Me has ayudado mucho. ¿Qué te pasa a ti con Mia, Olivia, Claudia, Zoe, Rocío, Bruno, Marcos y Diego?

–El problema solo es con Mia y Olivia; el resto no tiene nada que ver.

–¿Qué problema?

–No sé si contarlo. Sé que en el fondo son buena gente.

–Muy buena gente no serán si se nota desde lejos que te apartan.

–Vale, tú ganas, te lo digo. Desde que Ariel se queda en los patios para el trabajo de tecnología, casi no me hablan y a veces hacen bromas pesadas. Cuando les digo que me han sentado mal, continúan. Mia suele reírse de mí a veces en el gimnasio. Les digo las cosas bien, pero no hacen ni caso. Me toman por dramática cuando más de la mitad de las veces me he callado para intentar demostrar que no me ofenden. Pero ten cuidado, no les digas que la camiseta que llevan no te gusta, porque se enfadan. Y la verdad, me tienen frita.

–Oye, lo siento por meterte en esta mierda de grupo. Vente con el nuestro.

Y así fue. Me fui con el grupo de Alexa, que me trataba bien, sin avisar al otro grupo. Tenía miedo porque pasó lo mismo con todos los grupos de amigos que he tenido hasta ahora. Primero me tratan bien y después soy la primera en sufrir.

Cuando llevaba una semana, acabando el mes de abril, mi grupo, sobre todo Olivia, me reclamó que volviera con ellos. Decían que me echaban de menos. Después de comentarlo con Alexa, decidí darles una segunda oportunidad.

Y así acabó abril, reconciliándome con ese grupo y con más charlas sobre fin de curso.

Por cierto... Empezamos a hacer el diseño de las camisetas de fin de curso y a hablar de los bailes de la escala Hi-Fi para ganar dinero para la excursión, que dudo que vaya. Que no falten las charlas sobre nuestros futuros estudios. Ya me duele la cabeza por eso.

Mi querida amiga Alexa [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora