DIECISIETE.

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Llego a mi casa con el tiempo justo para arreglarme para la cena, me siento agotada pero ya me comprometí a ir.

Apenas enciendo mi celular comienzan a llegar un montón de mensajes

Maya: "Hola, ¿Cómo salió todo?"

Maya: "Hey."

Papá: "¿Dónde estás?"

Burak: "Ubicación."

Papá: 2 llamadas perdidas.

Thomas: "Espero que hayas tenido un bonito día. Te amo."

Imbécil.

Burak: "No te llegan mis mensajes, espero que no me dejes plantado."

"Te veré allí."

Tecleo rápido y me meto corriendo a la ducha, me lavo para quitarme el olor a sexo y salgo rápido a arreglarme.

Elijo un vestido negro de mangas largas y escote no muy pronunciado, es largo hasta la rodilla y con una abertura en la pierna derecha, estoy indecisa entre tacones también negros o unos dorados.

Me quedo con los dorados.

En mi joyero elijo una pulsera sencilla Cartier de oro de 24 kilates, aretes a juego y una cadena fina con un dije con mi inicial. Para complementar una cartera de mano negra.

Agradezco a Dios que mi cabello se haya conservado decente así que solo lo peino un poco y ya está. Me maquillé poco, solo una sombra marrón, delineado, la piel perfecta que nunca puede faltar y labios rojos.

Doy el último vistazo al espejo contenta con el resultado antes de bajar.

Bajo casi corriendo las escaleras dirigiendome a la puerta principal donde me espera Klein, trato de que mis tacos no resuenen por toda la casa para que nadie me vea salir pero estoy fallando en el intento

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Bajo casi corriendo las escaleras dirigiendome a la puerta principal donde me espera Klein, trato de que mis tacos no resuenen por toda la casa para que nadie me vea salir pero estoy fallando en el intento.

-¿A dónde vas? -la voz de mi padre hace que me frene en seco.

-Papi, tengo una cena de trabajo pero llegaré temprano ¿Vale?

-¿Dónde estuviste toda la tarde?

-Te cuento cuando vuelva, ¿Si? -le hago pucheros- Voy tarde pa, te amo. -le lanzo un beso.

Subo al auto indicándole a Klein dónde me tiene que llevar y en pocos minutos estamos en el sitio.

Me adentro en el edificio subiendo al elevador que me lleva hasta el décimo piso, las puertas se abren dejándome ver una estancia amplia y elegante, paredes negras con líneas doradas, una de ellas cubierta completamente de botellas de vino alumbradas por una luz dorada, las pocas mesas que hay son de mármol con detalles dorados, asientos de terciopelo verde esmeralda y del techo caen pequeñas lámparas redondas con luz verde.

Deseo Insaciable || Henry CavillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora