Deseo Insaciable || Henry Cavill

SESENTA Y SIETE.

HENRY

Estar de vuelta en Los Ángeles después de tanto tiempo se siente extraño, más ahora siendo un hombre completamente libre, hace un mes Natalia finalmente accedió a firmar el divorcio después de tanto negociar, luego de eso no dudé en dejar Londres y volver.

-Es genial que estés de vuelta hermano. -dice Sebastian dejando una lata de cerveza en la encimera de su cocina con una sonrisa que casi parte su rostro en dos- ¿Cómo te sientes ahora siendo un hombre soltero?

-Increiblemente bien, es como si me hubiese quitado un peso de encima. -tomo la lata y la abro.

-¡Salud por los nuevos comienzos muñequito! -levanta su lata y yo hago lo mismo chocandolas.

La risa y los chistes fluyen tranquilamente mientras contamos anécdotas, recordamos el pasado y hablábamos de planes a futuro, por fin vuelvo a sentir un poco de paz después del infierno que fue el proceso de divorcio.

-Ahora tendrás todo el tiempo del mundo para disfrutar de la vida... y de las mujeres, claro. -añade rápidamente.

Suelto una carcajada y sacudo la cabeza, pueden pasar los años pero Sebastian no cambia.

-Bueno, tampoco es que esté desesperado por enredarme con alguien ahora mismo. -digo y me gano un codazo por parte de Sebastian.

-Vamos muñequito, has estado tanto tiempo casado que ya es tiempo de que te diviertas un poco. -sonríe de medio lado travieso- pasaste por un infierno con esa mujer, necesitas algo de distracción.

Agradezco su optimismo pero por ahora, lo menos que quiero es complicar mi vida con alguien más. De un momento a otro, su sonrisa desaparece y su cara adopta una expresión más seria.

-Hablando de conocer gente... ¿Que pasa con Hannah?

-Pienso recuperarla. -respondo reclinandome sobre la silla.

Alza las cejas, como si no creyera lo que digo.

-¿Hablas en serio? -pregunta y asiento- Pero ella está en una relación con el turco ahora.

-Me importa un carajo si están en una relación. -doy un trago a la cerveza- Hannah es mía Sebastian. Siempre lo ha sido.

Sonríe de medio lado, el sabe lo testarudo que soy y que diga lo que diga no logrará hacerme cambiar de opinión.

-¿Estás seguro de que eso es lo correcto?

-No lo sé, tampoco me interesa si es lo correcto o no. -respondo con firmeza- Sé lo que quiero y nada me va a impedir que vaya por ello. Esa mujer me pertenece y no voy a dejar que ese hijo de puta se quede con ella.

Sebastian palmea mi hombro y me hace saber que tengo su apoyo aunque mi idea le parezca descabellada.

Rodea la encimera para ir por un par más de cervezas pero el sonido del timbre lo hace detener sus pasos.

-¿Esperabas a alguien? -pregunto.

-No, iré a ver quién es.

Camina hacia la puerta, se asoma por la mirilla y abre los ojos de par en par.

-Henry tienes que esconderte. -se apura a venir a dónde estoy.

-¿Qué? -arrugo las cejas confundido, ¿Quien diablos puede ser?

-¡Escondete, joder! -repite.

Sigo sin entender lo que pasa pero le hago caso, me levanto, abro la primera puerta que encuentro y me meto al baño

-¡Hannah que sorpresa! ¿Que haces aquí?

Escucho a Sebastian hablar desde el otro lado y mi cuerpo se tenza al escuchar ese nombre, ¿Que hace ella aquí?