CINCUENTA.

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Subo al auto escapando de la lluvia que se ha vuelto inclemente, me miro en el espejo retrovisor para retocar mi maquillaje.

A lo lejos veo el mismo auto que me viene siguiendo desde hace días parado a unos cuantos metros de mi.

Logro ver a un hombre completamente vestido de negro dentro pero no logro identificar quién es y el pánico comienza a crecer dentro de mi, tengo miedo por todas las pesadillas que he tenido.

Enciendo mi auto y salgo del cementerio, asustada tomo la autopista a toda velocidad para llegar a Cavill Enterprises, ahí estaré más segura pues ya no se si son alucinaciones mías o en verdad estoy en peligro.

En el camino veo varias veces que el auto aun viene detrás de mi, siento mucho miedo y la llegada al edificio se me hace más larga que nunca.

Cuando finalmente logro llegar no me atrevo ni siquiera a entrar sola al estacionamiento por lo que dejo mis llaves al valet y entro rápidamente al edificio.

Cómo una loca, mojada y con el maquillaje corrido subo al penúltimo piso dónde estan las oficinas.

-¿Está bien señorita Prescott? -pregunta la secretaria de Henry levantándose de su silla.

-Si, por favor que sequen esto mientras estoy aqui. -me quito el saco largo que llevaba puesto y se lo entrego.

Me he tenido que quedar solo con el pantalón rojo y el top en corte corazón negro que llevaba debajo, bastante atrevido para el lugar pero no tengo otra opción.

-Esta bien, ahora mismo lo mando a la lavandería más cercana. -dice.

-Gracias. -digo y se va con el saco. No nos toleramos en lo absoluto, pero hay que reconocer que es bastante eficiente en su trabajo.

Doy dos toques a la puerta de la oficina de Sebastian y enseguida me indica que puedo entrar, está de espaldas peleando con la impresora y cuando voltea me mira de pies a cabeza conteniendo la risa.

-Hola. -saludo por si no se ha percatado de mi presencia.

-¿Que te paso? -pregunta- Pareces un pollito remojado.

«Pendejo» pienso y ruedo los ojos.

-No te rías. -lo miro con mala cara y me siento en una de las sillas en el escritorio- Me mojé con la tormenta que está cayendo afuera.

-¿Venías corriendo? -pregunta al verme con la respiración agitada.

-¿Amanecimos preguntones hoy, eh? -digo con sarcasmo y me muestra una amplia sonrisa.

Sebastian es un hombre bastante guapo, inteligente, todo el tiempo va muy bien vestido y siempre tiene algún chiste o comentario espontáneo que te hace reír, al comienzo fue bastante descarado al coquetearme pero terminamos siendo buenos amigos.

Quizás si no estuviera tan coladita por Henry habría una posibilidad de que le correspondiera.

Miro mi reflejo en el cristal de las ventanas y mi cabello está hecho un desastre, lo peino como puedo con los dedos y lo recojo en una coleta alta y luego con una toallita desmaquillante me retiro lo que me había puesto en la cara y solo me pongo un poco de gloss.

Sebastian no logra hacer funcionar la impresora y termina golpeandola, la deja a un lado y se sienta frente a mi.

Su oficina es casi igual a la de Henry, solo un poco más pequeña y sin paredes de cristal, también tiene vista a la ciudad y baño privado.

-Entonces, ¿Para que me necesitabas? -pregunto ya que no habla.

-Eh... Bueno... Henry me dejó a cargo de los últimos detalles de la nueva sede que se va a aperturar, todo esta listo pero queríamos saber si te parece bien que sigamos con la misma decoración del resort de Las Bahamas. -termina de hablar y me mira esperando una respuesta.

Deseo Insaciable || Henry CavillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora