TREINTA Y UNO.

700 33 7
                                    

La azafata toca tímidamente la puerta para dar aviso de que estamos por aterrizar.

Ambos volvemos a los asientos y lo primero que veo desde la ventana es la Palm Jumeirah, la emblemática isla artificial.

-¿Nunca habías venido? -pregunta Henry cuando me ve mirando emocionada por la ventana.

-No, nunca.

-Hay muchas cosas impresionantes aquí, te llevaré a conocerlas.

Sin importarle que la azafata este frente a nosotros toma mi rostro con una mano y me besa.

La chica se ruboriza cuando mi mirada se cruza con la de ella y rápidamente se desaparece yéndose no sé a dónde.

Henry mantiene su mano sobre mi pierna mientras la aeronave aterriza y no la aparto, me encanta el gesto.

Al bajar tengo que despojarme del abrigo, al estar prácticamente en el desierto el calor golpea aún siendo de noche.

Un caballero vestido con la típica Kandora blanca y Keffiyeh rojo nos recibe dándonos la bienvenida al emirato, se presenta como Ali y estrecha la mano de Henry y besa la mía.

«Kandora: túnica blanca, vestimenta clásica para hombre
Keffiyeh: bufanda utilizada como turbante»

Ali será nuestro chofer así que subimos al auto con él y después que terminan de subir el equipaje salimos del aeropuerto rumbo al hotel.

Estoy maravillada con las vistas asombrosas que ofrece la ciudad, los grandes rascacielos, las luces, edificios, los autos de lujo que transitan las avenidas. Estoy acostumbrada a una vida lujosa pero esto es otro nivel de excentricidad.

Me quedo aún más boquiabierta cuando llegamos al Burj Al Arab, el famoso hotel el forma de velero.

-Bienvenido al único hotel de siete estrellas en el mundo. -dice Henry.

Nos adentramos y todo es aún más impresionante por dentro, acabados en mármol y oro puro adornan el vestíbulo y me siento fuera de lugar con la ropa que llevo, aquí todas las mujeres van con las típicas tunicas largas, hiyab y luciendo prendas de oro.

-Señor y señora Cavill, bienvenidos. -los dos nos miramos y reímos ante el error de la recepcionista- su habitación está lista.

«Señor y señora Cavill» la frase sigue dando vueltas en mi cabeza y me causa gracia, en el tiempo que llevamos viéndonos nunca se me había pasado tal cosa por la cabeza.

Un atisbo de emoción surge en mi corazón pero lo descarto inmediatamente, eso es algo que jamás pasará y desde el día uno me dejó claro que no dejaría a su esposa.

No dejaré que pensamientos tontos arruinen estos días que pasaremos juntos, vine aquí porque lo que quiero es que me folle muchísimas veces hasta quedar inconsciente.

-¿Vamos? -reacciono cuando siento su mano en la parte baja de mi espalda.

Me distraje admirando las finas obras de arte mientras Henry recibía las llaves de las habitaciones y no lo sentí llegar.

-Si. -dejo que me guíe al elevador.

Subimos a la suite presidencial que cuenta con dos pisos, en el primero hay una sala de estar, mesa, un jacuzzi, mini bar y balcón, en el segundo piso la habitación es inmensa, con una cama extra grande, cortinas y muebles rojos y dorados, un espejo grande frente a la cama y una lámpara de cristal al medio, el techo y las paredes tienen acabados en oro, lujo total, es como estar en una habitación de la realeza.

Subimos a la suite presidencial que cuenta con dos pisos, en el primero hay una sala de estar, mesa, un jacuzzi, mini bar y balcón, en el segundo piso la habitación es inmensa, con una cama extra grande, cortinas y muebles rojos y dorados, un espe...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Deseo Insaciable || Henry CavillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora