SESENTA Y NUEVE.

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-¡Henry, espera! -grito con la voz quebrada por las lágrimas.

Se detiene de inmediato y se voltea para volver a mirarme a la cara.

-No puedo dejarte ir... -camino lentamente hacia el- No puedo casarme con Burak ni puedo seguir fingiendo. Te amo Henry, te amo tanto que ni el dolor ni el tiempo que estuvimos alejados lograron arrancarte de mi corazón.

Me mira incrédulo, como si no pudiera creer lo que digo. Acorta la distancia entre nosotros y me estrecha entre sus brazos, me envuelve con fuerza y siento cómo poco a poco mis muros comienzan a caer.

-Vida mía... -susurra con la frente pegada a la mía- Lo sabía, sabía que no podías haber olvidado tan fácil todo lo que pasó entre nosotros.

Lloro más fuerte entre sus brazos, aferrandome a él como si mi vida dependiera de ello, la realidad de poder estar nuevamente juntos me llena de una alegría que no puedo describir.

-Vamonos -insiste- escapemos juntos y empecemos de nuevo en un lugar donde podamos amarnos sin importar nada, donde seamos solos tu y yo. -levanta mi cara para que lo mire a los ojos y vuelve a proponer.

Respiro hondo, consciente de la gravedad de lo que voy a hacer, pensando en Burak y en que no se merece esto pero no puedo negarme a mi misma lo que siento. Sé que no será fácil, que mis actos traerán consecuencias, pero también sé que seguir a mi corazón es la única manera de encontrar la felicidad que mi corazón anhela.

-Si... -digo con miedo pero decidida- si, iré contigo. Pero vámonos ya, antes de que vengan a buscarme.

Una inmensa y brillante sonrisa ilumina su rostro y me abraza de nuevo, mucho más fuerte esta vez.

-Trae tus cosas, solo lo más importante -ordena asomándose en la puerta para asegurarse que nadie venga- rápido, nos iremos ya mismo.

Corro a buscar una cartera grande donde meto lo primero que consigo, algo de ropa, dinero, tarjetas, identificación y pasaporte. Lo más rápido que puedo me quito las horquillas que sostienen el velo y lo suelto dejando que caiga a un lado en el suelo, miro por última vez el anillo de compromiso que adorna mi dedo anular izquierdo y sin detenerme a pensarlo me lo quito y lo dejo sobre el tocador.

Se acabaron los días de fingir, de luchar contra mis sentimientos, ahora elijo lo que me hace realmente feliz.

-Vamos. -digo y Henry me toma de la mano sacándome de la habitación.

Mientras corremos por los pasillos de la casa siento que cada paso me libera de la pesada carga que había estado llevando. La culpa por lo que le he hecho a Burak sigue ahí, pero la urgencia de estar con Henry la eclipsa por completo.

Llegamos a la calle y siento que por fin puedo respirar libremente, subimos al auto que había estado esperando y sin mirar atrás nos alejamos de lo que ha sido mi hogar durante toda mi vida y que no sé cuándo vuelva a pisar.

Mi futuro ahora es incierto, pero sé que con Henry a mi lado puedo enfrentar cualquier cosa.

Siento su mano buscar la mía y entrelazar nuestros dedos, un gesto tan simple que hace que mi corazón salte de emoción, recordando las tantas veces que quise hacerlo y no podía pero ahora nada lo impide.

-Te prometo que voy a hacerte feliz -acaricia mi rostro con la otra mano apartando algunos mechones de cabello- que seremos felices lejos de aquí, pero quiero que hagamos algo primero.

-¿Que? -pregunto un poco confundida.

-Casarnos. -dice con los labios ensanchados en una sonrisa- Quiero que nos casemos ahora mismo. ¿Aceptas?

Deseo Insaciable || Henry CavillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora