CINCUENTA Y UNO.

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Después de despedirme de Henry vuelvo a la oficina de Sebastian y ya no está, ni él ni sus cosas, seguramente la llamada que recibió lo hizo salir.

—¿Por favor, podrías traer mi abrigo? Sebastian no está así que ya me retiro -me acerco hasta el puesto de la secretaria.

—En unos minutos lo traigo señorita. -dice, se levanta de su puesto y se va a buscarlo pero a los pocos pasos se devuelve- pero el señor Stan pidió que lo espere, no va a tardar.

Ingreso nuevamente a la oficina y mientras regresa la secretaria culmino con mi tarea, cambio los cartuchos de tinta y por fin después de un rato logro que la impresora vuelva a funcionar.

¿Y si no voy?

Desde que me pidió que nos viéramos tengo el dilema en mi cabeza de no saber que hacer, si ir o no, desde hace días vengo pensando en terminar con esta aventura, no puedo seguir enamorándome de quien nunca me va a corresponder como yo quisiera, soy consciente de que es lo más sano para mí pero se me hace tan difícil.

Necesito y merezco una persona que me ame y se sienta orgullosa de estar a mi lado, no alguien que solo me tendrá entre sombras como un secreto, me resulta sumamente complicado el dejarlo, el soltar a este hombre que tanto amo y que ni siquiera sé cómo se ha adueñado tan fácil de mi corazón y de mi ser.

Pero ya no estoy para cosas a medias, en el momento en que se fue y ni siquiera sé preocupó por enviar aunque sea un mísero mensaje me dí cuenta de que no significo nada en su vida, así que lo mejor va a ser alejarme aunque me duela.

—Su abrigo señorita. -Sebastian me distrae de mis pensamientos cuando lo deja frente a mis ojos.

—Gracias. -lo recibo- ¿Sabías que Henry ya llegó?

—No, ¿Está aquí? -actua como si no supiera nada.

—Estaba en su oficina cuando fui a buscar la tinta, ¿Seguro que la llamada para que viniera no fue planeada por ustedes? -pregunto con los brazos cruzados.

—No tenia idea de que ya había llegado. -se sienta en su escritorio y saca de las bolsas que traía la comida que deja sobre la mesa.

—Tienes cara de culpable, no te creo. -digo y suelta una carcajada.

—En serio, juro que no sabía. -levanta ambas manos en juramento.

—Bueno...

Elijo creer, así que me olvido del tema y lo dejo a un lado.

Almorzamos juntos y pasamos las siguientes dos horas debatiendo e intercambiando ideas sobre la decoración que llevarán los resorts que están próximos a inaugurarse.

Cuando por fin llegamos a un acuerdo y se acerca la hora en que quedé en verme con Henry, recojo mis cosas, me despido de Sebastian y bajo en el elevador hasta la recepción, afuera ha parado de llover y ha salido un poco el sol de la tarde, como si hasta la naturaleza supiera cuánto cambió mi humor después de salir de ese edificio.

El valet ha traído mi auto hasta la entrada, le agradezco, subo y lo pongo en marcha intentando evitar el tráfico de la ciudad que está en su peor momento.

Me siento nerviosa y ansiosa, doy vueltas a las llaves del penthouse en mi mano, después de tanto pensarlo y batallar mentalmente conmigo misma mientras conducía finalmente tomé la decisión de que se las entregaré, haré lo que es mejor para mí y me alejaré antes que sea demasiado tarde.

Después de esta noche todo será diferente.

...

—Buenas tardes señorita. -el conserje del edificio me saluda en cuanto me ve llegar.

Deseo Insaciable || Henry CavillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora