CINCUENTA Y SIETE.

484 25 3
                                    

BURAK

Siempre he dicho que hacer el amor con la persona que amas es la mejor experiencia del mundo y amanecer a su lado lo hace aún más increible, despertar y que Hannah aún estuviera a mi lado fue simplemente maravilloso.

Sin dudarlo puedo asegurar que la noche de ayer ha sido una de las mejores de mi vida, hace mucho esperaba poder hacerla mía nuevamente y me sentí sumamente afortunado cuando finalmente ella me dió la oportunidad.

Aún duerme plácidamente entre mis brazos lo que me da la oportunidad de poder detallarla, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos luce aún más joven de lo que es, es tan hermosa que no parece real y debo confesar que en ocasiones siento miedo de amarla tanto porque estoy poniendo en sus manos el poder de destruirme y a la vez confiando en que no lo hará.

Su cuerpo desnudo reposa solo cubierto con una fina sabana, me siento tentado a volver a tocarla, sentirme dentro de ella y besar cada milímetro de su suave y delicada piel pero me abstengo, la dejo descansar un rato más y me levanto de la cama cuidando de no despertarla.

La ropa regada por toda la habitación es un recordatorio de la placentera noche que pasamos, sin el más mínimo cuidado dejamos que cayeran en cualquier parte pues más importaba lo que la lujuria nos hacía sentir.

Recojo mis prendas, me pongo el pantalón, la camisa y me voy a mi habitación donde me las vuelvo a quitar mientras pido que traigan el desayuno a la habitación antes de entrar a la ducha, el agua tibia cae sobre mi y vuelvo a ponerme duro recordando sus gemidos de placer en mi oído.

—Maldición. -susurro mientras apoyo la frente de los azulejos intentando calmarme pero mi miembro aclama sentir el calor de su interior.

Paso las manos por mi cara aclarando mis pensamientos, debo controlarme así que giro las perillas y cambio la temperatura del agua a una mucho más fría que me baja de inmediato la calentura.

Termino de ducharme, me visto con algo cómodo, una playera y un pantalón chándal, me devuelvo a la habitación de al lado, Hannah aún duerme, ahora está de lado, la sabana enrollada entre sus piernas y sus pechos al aire, por Dios quiero prenderme a ellos otra vez.

Tocan la puerta, un camarero trae un par de bandejas con el desayuno en un carrito, ofrece ayudarme a ordenar todo sobre la mesa pero le pido que solo deje el carro ya que no puedo dejarlo entrar, finalmente acepta y lo meto a la habitación.

Lo arrastro hasta la mesa y acomodo en ella la comida, huevos, tocino, pan, mermelada, fruta y jugo de naranjas recién exprimidas, de todo un poco para complacer a mi güzel.

Cuando termino me acerco, subo a la cama y delicadamente acuno su rostro entre mis manos, no quiero despertarla pero debo hacerlo, hay algunos lugares que quisiera que visitaramos y ya tengo pensado que haremos durante el día.

—Buenos días. -dejo un suave beso sobre sus labios.

Se mueve un poco pero se niega a abrir los ojos.

—Despierta güzel -vuelvo a besarla- el desayuno está listo.

Sin muchas ganas abre los ojos, parpadea unas cuantas veces para adaptarse a la luz y sonríe cuando me ve.

—Buenos días. -dice con voz ronca.

Al percatarse que está desnuda toma las sábanas y cubre sus senos.

—Pedí desayuno, ¿Quieres comer? -pregunto y niega con la cabeza.

Se despereza y se pasa las manos por la cara, me causa gracia lo mucho que le cuesta despertarse por completo y también lo hermosa que se ve recién levantada.

Deseo Insaciable || Henry CavillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora