CINCUENTA Y TRES.

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Henry

Día del ataque a Hannah.

Es más de media noche y aún me encuentro en el estacionamiento de la clínica con el dilema de no saber que hacer, estoy furioso y hay un solo pensamiento que cruza por mi mente.

Enciendo el auto y tomo la autopista con dirección al penthouse, no tengo más a dónde ir y no me apetece verle la cara a Natalia.

Llegó después de manejar quince minutos, dejo el auto en el estacionamiento y al entrar al lobby el vigilante se levanta rápidamente.

-Señor Cavill. -viene hasta mi- ¿Cómo se encuentra la señorita?

-No lo sé -digo sin ganas de dar explicaciones- la dejé en la clínica y me vine para acá.

-Oh, bueno... Disculpe. -agacha la cabeza apenado.

Le palmeo el hombro como diciendo que no se preocupe y me voy, subo al elevador que me deja en el pasillo por dónde hace nada cargué con el alma en un hilo a la mujer que amo.

Ya no hay rastros de sangre, han limpiado todo el desastre y la puerta del penthouse está cerrada.

Abro y dentro todo sigue igual, los adornos siguen rotos en el suelo, el charco de sangre en el piso y también las manchas que salpicaron las paredes, llamo a un profesional de limpieza para que se encarguen ahora mismo de limpiar todo.

Bajo la mesa veo brillar el anillo que iba a darle, justamente hoy que después de tanto pensarlo planeaba confesarle todos mis sentimientos hacia ella pasa esto y ahora solo siento un inmenso miedo de perderla.

-Encarguense de todo, que todo quede impecable, no quiero nada que me haga recordar que casi matan a mi mujer. -ordeno a las personas que han enviado a limpiar.

Recojo el anillo y vuelvo a ponerlo en su caja, recojo sus cosas que estaban sobre el sofá y las llevo a la habitación, las sábanas estan un poco desordenadas, seguramente estuvo acostada aquí antes de que todo pasara.

Me voy a la habitación, me quito la ropa manchada y me deshago de ella tirandola a la basura, me miro al espejo con la cara, el cabello y el pecho lleno de su sangre y me siento aún más furioso, juro por Dios que cuando consiga a ese maldito va a rogar no haber nacido.

Entro a la ducha dejando que el agua caliente moje mi cuerpo y se lleve consigo los rastros del amargo incidente ocurrido, no sé cuánto tiempo paso inerte en el mismo lugar pensando en Hannah y temiendo lo peor.

Para cuándo salgo una hora después ya han terminado de limpiar, todo está como si nada hubiese pasado pero las ansias de venganza siguen latentes.

Ignoro las llamadas de Natalia que en el transcurso de la noche han sido cada vez más seguidas, no para, una tras otra y decido bloquearla, ahora no tengo cabeza para nada más.

Estoy a punto de acostarme para tratar de dormir cuando el celular vuelve a sonar, está vez el nombre de Hudgens es el que aparece en la pantalla.

-¿Que hay? -contesto.

-Lo tengo jefe, encontrarlo fue más fácil de lo que pensé. -dice y por fin mi noche se alegra un poco.

-¿Dónde estás? -pregunto.

-Lo traje al lugar que me indicó, ¿Que hago con él?. -al igual que yo, sé que está sediento de sangre.

-Nada hasta que yo no llegue, ya mismo voy para allá.

Cuelgo y de inmediato me levanto de la cama, me visto, un jean, un suéter negro y zapatillas, recojo las llaves y rápidamente bajo al estacionamiento.

Deseo Insaciable || Henry CavillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora