La casa de Mina es exacto la de Sana en infraestructura, menos en decoración. Tzuyu se fascina por cada detalle alrededor: una pared llena de diplomas, una vitrina con trofeos y medallas, otra pared llena de fotos, ella observa a sus anchas con una sonrisa imborrable.
La pelinegra se pasea por el espacio fijándose en todo, hasta el más mínimo detalle. Está concentrada en una foto de Mina de pequeña, cuando Dominó se acerca a olfatear su pie agitando su cola manchada.
—Hola perrito —saluda a su altura repartiendo caricias en su cabecita—, soy Tzuyu.
Dominó se sube con confianza en sus piernas alcanzando su cara para llenarla de lengüetazos haciéndola reír. Le encantan los perros, siempre quiso tener uno, pero...
—Dominó, qué confianzudo eres —regaña Mina —, te llenó toda la cara de baba —ríe.
—Me gustan los perritos —se limpia con las mangas—, son bonitos.
—Momo me lo dio hace unos días, sus perros tuvieron crías y este pequeño se me robó el corazón —se acerca a acariciarlo.
El cachorro no tan pequeño de dálmata recibe gustoso las caricias de ambas. Tzuyu presta especial atención en cómo de tierna es la imagen que tiene delante del perrito en brazos de Mina lamiendo también su cara, provocando la hermosa risa de la chica.
—¿Y los sapitos que disacas? —pregunta rebuscando con la mirada en su patio.
Mina se carcajea desconcertándola. Ella no ha hecho ningún chiste, ¿por qué ríe?
—Bebé, yo no tengo sapitos en mi casa y no los diseco, ¿por qué piensas eso?
Tzuyu se encoge de hombros simplemente.
—Vale, no vas a creer lo que me encontré ahí arriba —señala el segundo piso.
Ante la mirada de confusión de Tzuyu, Mina saca su móvil enseñando la foto que tomó de Chaewon y Sana bien abrazadas bajo las cobijas en el dormitorio de invitados. La pelinegra sonríe tierna.
—Se quedaron dormidas viendo el rey león —ríe—. Parece que Sana se encontró con su pequeña alma gemela.
—Sana es buena.
—Es un cachito de pan...
Flashback.
—¡Mamá Ade, mamá Ade!
Una pequeña Tzuyu corre a la cocina buscando a su madre, quien deja la tabla de picar a un lado con el tomate recién cortado, para prestarle atención a su hija.
—¡Mamá Ade!
—¿Qué ocurre, mi niña? —pregunta enternecida al verla llegar cubierta de sudor y con la cara colorada de tanto correr.
—¡Mira lo que encontré!
Tzuyu enseña en sus manos cómo acuna a un pichón de torcaza que apenas se puede sostener en su palma gracias a la herida que tiene su pata. Lo encontró en la calle mientras jugaba a la pelota.
—Tzuyu, hija...
—Por favor, mamá —ruega con un puchero—, tenemos que ayudarlo.
—Tesoro, está muy pequeño y no sobreviviría.
—La vecina dijo que su mamá lo abandonó porque ya no lo quiere —llora—. Lo tiró del nido y se lastimó su patita.
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UNA PARTE DE MI ALMA // MITZU // (MINA+TZUYU TWICE)
RomanceUna parte de mi alma" debe su nombre a lo que es literalmente: Una parte de MI alma. Tzuyu es esa parte de mí que es vulnerable y con un montón de trastornos; mi parte neurodivergente (esa palabra la aprendí un día y me suena de lo más genial). Es e...