CAPÍTULO 20 ACUERDOS Y CAPRICHOS

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A pesar de que su importante reunión obtiene buenos resultados (y también a pesar de que Nicholas no se presenta a ella como acordaron), Mina no se logra concentrar en el montón de pendientes que tiene, no solo como pasante en la empresa de su papá, sino con la universidad.

Esa mañana que se encontró a Tzuyu con esa sonrisa que la caracteriza, se le oprimió el corazón de nuevo; a ella y a sus dos amigas ahora conscientes de su dolor. Las recibió junto con Chaewon con un vaso de su famoso café, menos a Momo, a la chica de cabello naranja tuvo que atenderla su hermanita porque todavía sintió miedo de su presencia. Estuvo alejada lo más que pudo, aunque la ingeniera intentó disculparse como mejor le salió; le costó al menos dos semanas ganarse medianamente su confianza y provocarle un pequeño intento de sonrisa al saludarla cuando la veía.

Chaewon es historia aparte, con madurez de separar los negocios de los asuntos personales, sirvió su café amable, pero de ahí en más seguía enojada por haber provocado semejante susto a su hermana mayor. Sana y Mina molestaron a su amiga hasta el cansancio y la obligaron a aprovechar los momentos que pasaban cuidando a Chaewon para reconciliarse con ella.

Ninguna de las tres aceptó las mil y un negativas de la chica del café por turnarse para recoger a Chaewon de la escuela en las tardes y pasar el rato con ella hasta que la fueran a dejar en su casa antes de las nueve de la noche que su papá llegara de trabajar; no era mucho, pero al menos la pequeña se distraía viendo televisión, jugando con Toulouse, Dominó, o paseando a Cara y Casso, los perros de Momo.

Una tarde que la ingeniera va a recoger a Chaewon de la primaria, la pequeña se sube a la parte trasera de su imponente automóvil con cara de pocos amigos y cerrando de un portazo haciéndola respingar con una mueca de dolor; la mujer deja escapar un suspiro cansino pidiendo paciencia al universo por aguantar ese día el malgenio de la pequeña peli castaña. Ni su nueva maleta de la princesita Sofía, ni su lonchera, ni su nuevo libro para colorear, ni sus colores nuevos, ni el helado, ni las salidas al parque o al cine le han servido de nada para ganársela, está al borde del desespero.

¿Y Mina? es su saludo mientras se ponen en marcha al supermercado.

Hola a ti también, pequeña Loser rueda los ojos.

No me llames así.

Ni siquiera sabes lo que significa alega riendo.

Si sé, significa "perdedora" y yo no soy ninguna "perdedora" forma comillas con sus dedos. Ni mi hermana ni yo lo somos.

Así les digo de cariño se excusa.

No me gusta se cruza de brazos. ¿Dónde está Mina? A ella le tocaba recogerme.

Está ocupada en una salida pedagógica de la universidad con los de la facultad de Biología.

¿Y eso que es?

¡Está ocupada, ¿bien?, vine yo, así que confórmate con eso!

Como si tuviera otra opción.

Pequeño demonio caprichoso masculla entre dientes.

¡Te escuché! Le voy a decir a Sana.

Momo suspira cansada poniendo su música lo suficientemente fuerte para que la pequeña entienda que no quiere hablar (la niña ni se inmuta por el ruido, igual tampoco es que quiera dirigirle la palabra), odia el hecho de que haya descubierto su debilidad por los regaños de Sana y se valga de ello para chantajearla en casi todo; bastantes regaños le ha acarreado ya porque le cuenta hasta el más mínimo detalle de su mal comportamiento cuando pierde la paciencia con ella.

UNA PARTE DE MI ALMA // MITZU // (MINA+TZUYU TWICE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora