UNA PARTE DE MI ALMA // MITZU // (MINA+TZUYU TWICE)

CAPÍTULO 27 CASTIGOS, PARTE 2

Momo guarda el papel firmado por el profesor Bennett de que ya cumplió con su castigo esa mañana y se apura a su práctica de natación. Nadar es la mejor terapia que puede pedir para su mal humor y tristeza, lástima que al llegar a los vestidores también es objeto de burla del resto de sus compañeras de equipo sin piedad; intenta de verdad hacerse la de oídos sordos y no dejar que arruinen también su práctica, pero Margaret no desaprovecha su oportunidad.

Mina intenta hablar con ella (ya avisada por Sana de que al parecer no se siente bien), pero es evadida imperiosamente pasando a su mood de capitana apurándolas a empezar con los ejercicios de calentamiento. El entrenador Suárez llega a repartir las posiciones dejando a Margaret en primer lugar para comenzar con los circuitos.

—¿Estas posiciones son definitivas para la competencia? —pregunta la rubia con tono preocupante.

—¿Qué pasa, Maggie —pregunta Momo con tono provocativo—, acaso te da miedo ser la primera víctima? Todos sabemos que las más lentas inician para dar paso a las mejores —se señala con orgullo.

—No empiecen, chicas —implora el profesor ya cansado de sus comentarios siempre—. Sí Maggie, estas son las posiciones definitivas para las competencias.

—¡Pues bien! —expresa con falso pesar—. Me voy a sacrificar por ti, Momo, imagino el miedo que te debe dar ser la que arranque... Digo, no te vayas a cagar encima.

Todas sus compañeras de equipo ríen del comentario, incluido el profesor con más disimulo. Momo en ese momento, pues... pierde la paciencia.

—La que se va a cagar es otra...

—¡Momo no!

Es muy tarde para cuando Mina trata de detener a su amiga. Momo ha agarrado a Margaret del cabello y la chica también se ha prendido a jalones del suyo no dejándose; en medio del forcejeo y los insultos, ambas caen de lleno en la piscina.

—¡Momo y Margaret, paren en este instante!

El profesor ni nadie saben qué hacer para detener la furia de agua que los salpica en los pies. Dentro de la piscina las dos chicas tratan de ahogarse mutuamente prendidas todavía del cabello de la otra; poco se alcanza a divisar quién es la que le tira los golpes a quién, quién es la que araña a quién, quién es la que lanza patadas a quién.

Mina y dos compañeras más son las que se aventuran a separarlas, ella tomando a su amiga con bastante dificultad por el inexistente suelo y las otras igual tratando con la rubia. Al profesor no le queda más remedio que lanzarse con todo y ropa a ayudar a sus chicas teniendo que aplicar más fuerza y brusquedad por lo furiosamente unidas que están del cuerpo de la otra a los golpes.

El gran final de la contienda termina con las dos mujeres en detención suspendidas del equipo sin derecho a participar de la próxima competencia, y en la enfermería.

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Minatozaki Sana corre una maratón desde el coliseo de la CSU hasta el otro lado del campus hacia la enfermería para ver a su amiga. Los detalles que Mina medio alcanzó a contarle la aterrorizaron preocupándola hasta la médula por el bienestar de la chica de cabello naranja.

Al llegar, recobra el aire al verla poniéndose de pie de la camilla como si nada, su cabello está húmedo y desordenado, solo trae puestos sus tenis y sus pantalones de chándal dejando al descubierto su enterizo vestido de baño en la parte superior.

—¡Momo, gracias a Dios! —la envuelve en un abrazo.

—¿Qué rayos haces aquí? –—pregunta fastidiada apartándola de su torso.