Suerte que su "declaración no oficial" salió más bien en un susurro que la más alta no alcanzó a escuchar. Se aclara la garganta y va hasta su clóset rebuscando por un cambio de ropa para prestarle, eso para evitar pensar en cómo hará para compartir su cama con ella sin ponerse nerviosa.
La intranquilidad es el estado natural de Tzuyu, así que ella está como si nada por fuera, aunque por dentro esté mucho más asustada, pero también más clara que Mina. La pelinegra es consciente de su gusto enorme por ella, pero tiene sus dudas.
Mina igual tiene miedo, confusión, sentimientos, pensamientos.
Uno pensaría que, por ser Tzuyu, ella estaría más llena de preguntas, pero no; ella desde hace mucho que descifró que Mina le gusta y que quería besarla. Ahora que lo ha hecho, solo le preocupa el haberla incomodado, pero ya la nadadora le dijo que no pasa nada, entonces está tranquila y feliz por dentro. No sabe muy bien qué hacer, pero supone que el tiempo se encargará de acomodar todo en su lugar, no se preocupa por nada excepto por una cosa... o por una persona.
—Tal parece que este pijama se quedará para siempre aquí en caso de que tengamos otra emergencia como esta, que espero que no —habla Mina.
Tzuyu ríe.
—¿Quieres que te ayude con tu cabello? —señala el desastre en su cabeza—. Te ayudo a peinarte y bajamos a comer algo, ¿tienes hambre?
—Si.
—Vale, ven aquí...
Tzuyu come sus espaguetis en silencio con la sonrisa que todavía no se le borra. Mina es ahora la que se la pasa atenta a sus movimientos, con la suerte de que la otra no se da cuenta de que lo hace.
De repente la más alta levanta la vista de su plato vacío como si se le ocurriera una idea. Corre a dejar su plato en el lavabo y sube las escaleras. Mina la ve regresar a los dos minutos con su mochila sacando de ella su billetera y de allí una tarjeta de un supermercado que enfoca a detalle.
—¿Qué pasa?
Tzuyu le enseña. En el pequeño cartón se ven tachados con una equis todos los días hasta el presente: cuatro de noviembre.
—Tu cumpleaños —señala la semana siguiente—. Ya casi cumples años.
—Ah sí —ríe apenada—. Lo tienes marcado en azul.
Tzuyu asiente sonriente. Juntas lavan el resto de la loza, se cepillan los dientes y suben a dormir.
La verdad es que toda incomodidad que Mina pueda haber previsto para ese momento se ve anulada. Tzuyu se acuesta a su lado a una distancia prudente y no puede verse más adorable. Su rutina de sueño consiste en quedarse mirando al techo vagando por sus pensamientos hasta que el sueño la vence casi una hora después. Su anfitriona la observa con una sonrisa hasta quedarse dormida primero y más temprano, a pesar de que su cabeza la trata de llevar más lejos en su marea interminable.
Cuatro horas después, justo a las cinco de la mañana, la pelinegra se levanta sobresaltada despertando a la bióloga de su sueño profundo. Su respiración es irregular, está por tener uno de sus episodios de ansiedad.
—¿Tzuyu, estás bien?
—¡Estoy despierta!, ¡es-estoy despierta!
—Está bien... está bien —la abraza—. No te preocupes, estás en mi casa, ¿lo recuerdas?, no tienes que preocuparte por nada.
Su pecho sube y baja con agitación.
—Respira conmigo, uno... dos...
Tzuyu apenas puede distinguir su rostro somnoliento a través de la luz de la lámpara de noche.
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UNA PARTE DE MI ALMA // MITZU // (MINA+TZUYU TWICE)
RomanceUna parte de mi alma" debe su nombre a lo que es literalmente: Una parte de MI alma. Tzuyu es esa parte de mí que es vulnerable y con un montón de trastornos; mi parte neurodivergente (esa palabra la aprendí un día y me suena de lo más genial). Es e...