Ese día que me derrumbé frente a Nathaniel, me acompañó a casa junto con unas cuantas cervezas. Fuimos en mi coche y él se tomaría un taxi para luego regresar al estudio por su automóvil, pero cuando comenzó a llover le ofrecí quedarse.
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—Puedes dormir en la habitación de invitados. —propuse.
—¿Tienes habitación de invitados? ¡¿Entonces por qué siempre duermo en el puto sofá?!
—El imbécil que se queda dormido en el sofá eres tú —dije y me dirigí a mi dormitorio—. Es la puerta que queda enfrente del lavabo. Ahora, si me disculpas, quiero dormir...
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Eran las ocho recién, pero ya no podía más con lo hinchados que se sentían mis ojos por tanto llorar. Dormí hasta el día siguiente y me seguía sintiendo cansada.
Pasé por varias "etapas", y en cada una de ellas me acompañó Nathaniel. La primera semana esperé un mensaje de ella día y noche. Que fuera a verme, que esa pesadilla tuviera fin. No pasó, y por mucho que pensé en escribirle no lo hice.
Pasaba horas viendo fotos sin reconocer a las personas que estaban allí. Una "yo" no tan rota, una mujer que parecía que me amaba igual que yo a ella. Todo era una mentira.
Fui a ver a mi abuela aprovechando el tiempo libre que tenía al estar soltera. Me preguntó por mi novia y me puse a llorar al instante.
La segunda semana estaba enojada, no con ella, sino con todo el resto. Incluso si Ellie me hacía sentir como el espejo roto de una casa con el jardín marchito, no podía odiarla. Incluso si cada noche me acostumbraba más al frío, quería verla.
Vincent se enteró de mi ruptura y empezó a mandarme mensajes más constantes para preguntar cómo estaba, pero los ignoraba en un afán de no llegar a una conversación profunda con él al respecto. Nathaniel me ayudó a traspasar las prendas que tenía de Ellie a mi oficina donde ya no entraba nunca.
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—Juno, ¿Me ayudas con esta bolsa? Hay mucha más ropa de lo que me esperaba.
—No puedo, estoy jugando —contesté con mi atención puesta en la play.
—¿Es online?
—No.
—Entonces ponle pausa.
—Jódete... —respondí. Más que por no querer ayudarlo, era por estar en la parte más difícil de un nivel que había tenido que repetir más de nueve veces y recién estaba cerca de conseguirlo.
En el momento crucial que ameritaba toda mi concentración, sentí un golpe con algo suave que me hizo agachar la cabeza, con ello mi vista, y apareció el "misión fallida" en la pantalla. Miré el causante; una bolsa con ropa.
Volteé a verlo con todo el odio que pude, y no era fingido en ese segundo. Agarré todo lo "suave" que tenía a mi alcance; cojines, la misma bolsa de ropa, una de las camas de mis gatos que ninguno utiliza, y se la tiré devuelta.
—¡PARA! —gritó—. ¡Te estoy ayudando, imbécil!
—¡AGRADECE QUE NO TE TIRO EL PUTO TELEVISOR ENCIMA!
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Después de la tempestad.
Lãng mạnJuno Kelly empieza a retomar su carrera después de un tiempo alejada de las cámaras, obteniendo el protagónico de ni más ni menos que la adaptación a película de su trilogía favorita. Allí conocerá a la escritora que creó aquel mundo que tanto le fa...