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Debra
—¿De verdad no quieres tomar nada, estrellita?Negué como por quinta vez.
—Pero no desayunaste más que un zumo de frutas, —insistía Eros —y anoche apenas probaste la cena tampoco. ¿De verdad te encuentras bien?
—Ya te dije que sí. —Suspiré forzando una leve sonrisa con tal de calmar su preocupación. —Ya lo hablamos, seguro que con el viaje se me cerró el estómago y esta mañana ocurrió igual.
Torció sus labios y frunció el ceño mostrando su disconformidad.
—Está bien, está bien. —Repitió alzando sus manos en señal de rendición.
Continuó pendiente a unos documentos referidos a su trabajo mientras yo me acomodaba de nuevo en el sillón del jet. Al fin regresaba a Phoenix.
Reposé mi cabeza en el sillón y posé mi mirada al otro lado de la ventanilla observando el cielo azul cubierto de blancas nubes, y entonces cerré los ojos.
"—Bienvenida, ¿señorita...?"
Fruncí el ceño ante aquel recuerdo.
"—Encantado, señorita Vanners."
Zarandeé mi cabeza de lado a lado pretendiendo sacar su voz de mi cabeza.
"—En otro tiempo todo era mío."
Mis brazos se encontraban cruzados envolviendo mi cuerpo y poco a poco sentí cómo mis dedos presionaban sobre ellos ante esas palabras que se repetían en mi mente una y otra vez.
"—Estás justo donde debes estar..."
Abrí mis ojos de golpe.
—Estrellita, ¿estás bien?
Mi respiración se encontraba algo agitada y un sudor frío se hizo con mi cuerpo.
¡Maldita sea! ¿¡Por qué demonios tenía que ser él!?
—Estrellita...
Su caricia en mi hombro logró llamar finalmente mi atención y me giré para verle. El océano de sus ojos estaba en los míos, tratando de descifrar lo que me ocurría.
—Llevas nerviosa desde que llegamos ayer a la casa de mi hermano.
Su hermano...
¡Joder! Más de ocho mil millones de personas en este mundo y tuve que encontrar la cura de mi dolor en el hermano menor del causante de ese mismo sentimiento.
Ahora entendía la frase de 'Qué pequeño es el mundo'.
—No es nada. —Acaricié su mano con la mía y le regalé una nueva sonrisa forzada. —Sólo estoy nerviosa por regresar a casa.
Pareció funcionar esta vez. Llevó su mano a mi cabeza y la acarició regalándome él ahora una sonrisa tierna a mí.
Continuó a lo suyo, mientras tanto, yo me hundí inevitablemente de nuevo en mis pensamientos. ¿Pues cómo podría pasar por alto todo lo ocurrido en menos de veinticuatro horas?
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Ritual II: La historia comienza... ¿de nuevo? ©
RandomTodo acabó de la peor manera para Hades Rydenhat. Descubrir que su pequeña lo había abandonado, que se había marchado sin dejar una sola pista que pudiese ayudarle a encontrarla de nuevo lo mantuvo muerto en vida por segunda vez. Debra Vanners tampo...