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Debra



Había pasado ya casi un mes desde que regresé de Reino Unido y apenas había tenido tiempo de pasearme por la ciudad. Ni siquiera sabía acerca de la nueva librería que abrieron junto a la estación de tren, justo en el mismo establecimiento donde antes había una tienda de zapatos. Mandy fue la que me lo dijo.

Algunas calles me parecían irreconocibles tras la nueva renovación de sus fachadas. Casi parecía que me encontraba en una ciudad diferente, y más se notaban esos pequeños cambios cuando al bajar del taxi junto a Aaron el gran edifico de dieciséis plantas se alzaba frente a mí en mitad de la avenida principal. Era realmente majestuoso.

Aaron y yo continuábamos caminando por los amplios y blancos pasillos iluminados por la luz natural del sol que entraba por los grandes ventanales que hacían las veces de paredes.

-Recuerda que ese hombre es bastante reservado, así que evita cegarte por la fama que le precede y no preguntes nada ajeno al tema que nos concierne hoy, mi flor.

-Ya lo sé, Aaron. -Rodé mis ojos al oír sus advertencias como por séptima vez en lo que llevábamos de mañana. -No te preocupes, no sé mucho acerca de ese hombre.

La reina de las mentiras.

-En este momento agradezco que odies la televisión. -Su mano descansaba en su pecho y suspiró ante sus propias palabras.

Y sonreí dirigiendo mis ojos de nuevo a la visión que tenía de la ciudad al otro lado de los ventanales. Realmente Hades tuvo buen ojo ante la elección de montaje de este edificio.

Cuando Aaron me llamó hace dos días para informarme que el gran empresario Hades Rydenhat quería solicitar una reunión conmigo para hablar sobre mis cuadros me dejó bastante impactada. ¿Hades solicitando una reunión profesional? ¿Hablar de mis cuadros?

La última vez que nos vimos fue aquella noche, la noche de la cena en su casa con los Cannagan. Esa cena que salió mal justo por una conversación acerca de uno de mis cuadros.

'La estrella brillante'

En un principio me dio miedo aceptar aquella reunión y enfrentar a Hades después de confirmar frente a él todo mi dolor, después de darme cuenta que él realmente sufrió de la misma forma en que lo hice yo, después de que aquel ritual volviese a funcionar y tuviese nuevamente la oportunidad de traerlo a mí y dormir entre sus brazos tras sincerarnos.

Terminé aceptando. Si quería pasar página y empezar de cero con él debía afrontar ciertos aspectos de nuestro pasado para que ambos pudiésemos sanar.

Y todo iniciaba con esta reunión.

-Pasen, por favor.

Tanto Aaron como yo asentimos a la chica que nos llevó hasta el despacho de Hades, y tras tocar y recibir un 'Adelante', la chica se apartó dejándonos paso.

-Bienvenidos. -Oí tras cerrarse la puerta a nuestra espalda.

Mis ojos se clavaron de golpe en esos ojos del color de la miel que hoy lucían en calma mientras nos daba la bienvenida, todo él rezumaba tranquilidad y eso inconscientemente me provocaba una paz descomunal.

Ritual II: La historia comienza... ¿de nuevo? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora