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Hades

-¡Aaaaah!

Uno más.

-¡Habla!

-¡Aaaaah! -Un grito más.

-¡Otra vez! -Exigía a Sadler al tiempo que yo tomaba el dedo anular de Andrews y ejercía la suficiente presión sobre su hueso central fracturando el tercer dedo en su mano izquierda haciéndole gritar de nuevo.

-¡N-Nghh! -Anhelaba poder seguir gritando, pero Byron mantenía la fina cuerda alrededor de su cuello impidiendo el paso de oxígeno hacia sus pulmones.

El muy cabrón seguía sin hablar.

-¡Dime de una puta vez qué se trae Marcus entre manos!

Solté su mano y dirigí las mías hacia su rostro prácticamente irreconocible por la sangre esparcida en ella para tapar por completo su boca y su nariz ayudando a Byron en su cometido. Cuando me percaté de que comenzaba a parar su inútil forcejeo supe que era momento de dejarle respirar de nuevo. Le necesitaba vivo.

Sadler retiró la presión de la cuerda al mismo tiempo que yo apartaba mis manos y Andrews respiró tan fuerte que su pecho dio la sensación de explotar si seguía cogiendo aire de esa forma. Acto seguido tosió con todas sus fuerzas bañando su torso de más borbotones de sangre y saliva.

Seis días soportando las peores torturas, quedando inservible físicamente a pasos leves por cada fractura realizada en varias partes de su cuerpo. Dos días atrás su tobillo derecho fue el primero en sufrir las consecuencias ya que los golpes y la asfixia parecían no ser suficiente. Hoy era turno de sus dedos en la mano izquierda, íbamos por tres y seguía resistiéndose el desgraciado.

-¡Habla! -Asesté un golpe certero en su mejilla izquierda con el dorso de mi mano haciendo girar su rostro y volvió a escupir. -¿¡Qué busca esa rata de Marcus de mí!?

Lo sujeté con demasiada rabia contenida del cuello de la camisa antes blanca y ahora completamente roja para obligarle a verme.

-¡Habla, hijo de puta! -Zarandeé con fuerza la tela viendo cómo su cabeza se tambaleaba de delante hacia atrás.

Abrió y cerró su boca un par de veces balbuceando sonidos ininteligibles a causa de la presión sobre su cuello de aquella cuerda, misma cuerda que había provocado un ligero corte alrededor de la piel en esa zona.

-La s-sombra te... a-acecha y e-espera... e-espera oculta... en esa o-oscuridad...

Seguía cabeceando. Llevaba más de cuatro horas soportando de nuevo las torturas, pero seguía sin ser suficiente ya que lo único que salía de su maldita boca era esa estúpida frase una y otra vez: "La sombra te acecha y espera oculta en esa oscuridad en la que crees sentirte a salvo. Conoce tu vulnerabilidad. Y cuando menos lo esperes acabará con ella para al fin destruirte"

A estas alturas era lo único que pronunciaba, lo único que decía y yo continuaba sin tener respuesta a esas palabras.

Seis días y seguía como al principio, sin absolutamente nada acerca de por qué Marcus había intentado colarse en mi Organización. Seguía sin tener una explicación a por qué varios de sus hombres vigilaban los alrededores de mi propiedad, pero no daban el paso de atacar. ¿Qué demonios quería? ¿Qué buscaba de mí? Tanta incertidumbre me estaba volviendo loco.

Ritual II: La historia comienza... ¿de nuevo? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora