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Debra

El tintineo de las cucharillas golpeando los bordes de las tazas de té armonizaban la conversación que Mandy y Missy mantenían acerca de algo referido al tema político. No tenía mucho conocimiento sobre el estudio que realizaba Missy en su tercer año de carrera, pero Mandy le aconsejaba sobre algún que otro asunto ya que le gustaba oír al señor Newman hablar acerca de momentos que había vivido en su carrera política. Le daba pequeñas nociones a la rubia.

Mientras tanto yo me mantenía en silencio haciendo oído sordo a la conversación de dos de mis amigas, pero mis ojos se pasaron todo el tiempo desde que llegamos al Larson’s fijos en la tercera junto a mí, en Rachel.

La pelirroja se mantenía callada, ajena a todas nosotras. De vez en cuando tomaba un trago de su té, quizás un pequeño mordisco de su pastelito, igual miraba el móvil y poco más. Pero apenas alzaba la mirada y mucho menos consentía cruzarla con la mía.

Continuaba molesta, eso era un hecho.

Cerré los ojos y resoplé sutilmente trayendo a mi cabeza el recuerdo de aquella noche… Realmente fui demasiado dura con ella.

     *—Deberías hacerle caso a Mandy.

       —Deb, ¿de que hab…?

       —Si es cierto lo que Eros me ha contado sobre él, yo te aconsejaría que no te hicieras ilusiones con ese idiota. Deja de soñar despierta, pelirroja. Hades Rydenhat nunca será tuyo.*

Seguía manteniéndome en la idea de que nunca sería suyo. Hades ya tenía dueña, ya tenía a alguien en su corazón, y ese alguien era yo. Tampoco estaba por la labor de comportarme como una buena amiga y dejarle el camino libre a Rachel para que intentase meterse con él, no, yo amaba a Hades, yo estaba tratando de hacer todo lo posible por enmendar mi error con el que siempre ostentó el título como el hombre de mi vida y no iba a permitir que mi amiga tratara de quitármelo.

Adoraba a Rachel, no había dudas, era como una hermana para mí y siempre me cuidó, pero… Hades lo era todo para mí y no iba a consentir que nadie me apartase de él.

Respiré hondo y aparté de mi mente a Hades y de lo que significaba para mí para centrarme en este momento en ella. Alargué mi mano lentamente por sobre la superficie de la mesa hasta alcanzar su mano para arroparla con la mía.

—Ey… —Espeté en un ligero susurro para no entorpecer la conversación de Mandy y de Missy. Rachel alzó la cabeza manteniendo un semblante neutro que poco a poco tornaba en uno un tanto decaído. Definitivamente seguía molesta, aunque al menos no apartó su mano. —Apenas tocaste el pastel, Rach.

Me sostuvo la mirada un par de segundos más antes de abandonar la mía y agachar levemente su cabeza escondiendo su mano libre en su regazo tras soltar su teléfono en la mesa.

—No tengo mucha hambre.

Su voz no sonaba enfadada, más bien se oía decepcionada. Volví a respirar hondo para tomar de nuevo fuerzas y hablarle una vez más.

—Pero el pastel de fresas es tu favorito. —Esbocé una pequeña sonrisa al tiempo que me acercaba un poco más a ella.

No dijo nada, sólo suspiró dejándome en claro que no se encontraba bien con toda esta situación. Era mi amiga, no estaba dispuesta a pelearme con ella y mucho menos por un hombre, aunque no alejé ni por un solo momento lo que ocurriría si algún día se enterase de toda la verdad entre Hades y yo.

Ritual II: La historia comienza... ¿de nuevo? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora