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¡ADVERTENCIA! : Contenido de
escenas sensibles de violencia.

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Hades



—¡Ahhhh!

—¡Habla!

—P-Pare, por fav... ¡Ahhh!

Tomé el mango del látigo con más fuerza y arremetí con más rudeza en la espalda de ese tipo.

—¿¡Quién os pasa la mercancía!?

—¡Ahhh!

La hoja de cuero atravesaba la piel y la embadurnaba de sangre a la par que varios trozos de carne arrancados por la incisión volaban por aquella habitación.

Asestaba una y otra vez en un margen de dos minutos para darle tiempo a ese desgraciado a mantenerse lúcido. Aunque de todas formas, en cuanto hacía el más mínimo intento de cerrar los ojos por la presión a la que le sometía, Randall volcaba un cubo de agua helada sobre su cabeza.

—Ya le d-dije que no sé su n-nomb... ¡Ahhh!

—¡Mentira! —Estampaba una vez más ese látigo contra su espalda.

—Amo...

—¡Habla!

—¡Ahhh!

—Amo...

—¿¡Qué!? —Espeté girándome en dirección a Patrick. —¿¡Por qué diablos me interrumpes, desgraciado!?

Volví a girarme hacia ese tipo al que teníamos colgando del techo del lugar de sus manos, con su parte superior desnuda y apenas reconocible por la cantidad de heridas y sangre que salía a borbotones.

—Amo, su mano. —Pronunció con temor en su tono.

Paré lo que hacía sin apartar la mirada de ese tipo, bajé la mano que sujetaba el látigo e intenté controlar mi respiración. Sentía demasiada rabia dentro de mí.

Después de varios meses en un callejón sin salida, por fin había conseguido encontrar a otro chico encargado de llevar éxtasis a los clubes de Marcus en Montana. Se trataba de un joven igual a Quirk, de unos veinte años más o menos. Al parecer esa rata de Troy Marcus le había cogido el gusto a arruinarles la vida a esos jóvenes aún imberbes.

Miré mi mano al razonar las palabras de Patrick y pude darme cuenta de cómo el mango estaba repleto de sangre. Tiré al suelo el látigo para observar la palma de mi mano viendo cómo la rigidez del material había quemado una capa muy fina de mi piel haciéndola sangrar azote tras azote.

Pero no tenía intención de parar, una estúpida herida no suponía nada.

—Cógelo. —Ordené a Sam Quirk, quien estaba presente en este sitio.

Llevaba preparándose más de un año bajo el mando de Byron y entrenándose con Randall y Patrick en la zona de entrenamiento junto al resto de mi escuadrón. Quirk debía estar cien por cien preparado para infiltrarse en la Organización de Marcus, necesitaba información desde dentro y este chico ya había corrido con la mala suerte de coincidir con esa rata.

Ritual II: La historia comienza... ¿de nuevo? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora