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Sam




-Maldita sea.

Cerraba la cremallera de mi pantalón.

-¿Por qué mierda tuve que aceptar esto?

Terminaba de abrochar el cinturón. Un último repaso a mi outfit y estaría preparado para salir. Me miré en el espejo una última vez, los jeans vaqueros y la camiseta negra me quedaban bien. Quizás debía hacer algo con el pelo, pero me daba demasiada pereza, de modo que lo dejé tal cual. Informal.

Me acerqué al mueble junto a la puerta de mi habitación, cogí el teléfono sin olvidarme del pequeño cuchillo a su lado. Me agaché, levanté el dobladillo del pantalón y lo coloqué en el soporte de cuero situado por encima de mi tobillo. Debía estar preparado para lo que pudiese ocurrir.

Una vez listo salí de allí para ir hacia el patio delantero, donde se suponía que Bruce y Timmy estarían esperando para disfrutar de nuestro sábado de descanso.

Caminé por el pasillo de los dormitorios de los guardias situados en el ala este de la casa, sorteé el jardín interior y llegué al punto de encuentro. Saludé a los dos guardias que vigilaban esa parte y me quedé en un lateral echado sobre una de las paredes del muro de la propiedad a la espera de que los otros dos llegasen. Se suponía que ellos ya estarían listos, pero no fue así.

Quise enviarle un mensaje a Timmy para saber cuánto más tardarían, pero en cuanto saqué mi teléfono, uno de los guardias me llamó la atención recordándome que estaba prohibido usar cualquier aparato tecnológico dentro de la propiedad sin la autorización de Marcus, de modo que resoplé asintiendo y guardé el móvil.

Sólo me quedaba esperar como un maldito idiota.

Nota mental: Estar más atento a las conversaciones de estos idiotas para abstenerme a aceptar otra salida de este tipo.

Joder, yo no estaba en este lugar para esto. Mi deber era mantenerme lo más cerca posible de Marcus y averiguar todo lo necesario para informar a mi Amo. Además, aún había demasiados cabos sueltos, como la presencia de la persona misteriosa de la que hablaban hace unos días, aún no sabía cuando vendría a este lugar. Así como el beso que creí ver, no, estaba seguro de haber visto a Marcus besar a su propia prima.

Cerré los ojos y los froté con mis dedos queriendo regresar a este momento. Llevaba demasiado tiempo encerrado en esa maldita casa y el estrés por no tener nada atado me empezaba a pasar factura. Sí, definitivamente esta salida debería ser una jodida vía de escape para refrescar la mente y lograr despejarme aunque fuese una noche.

-¡Vaya, vaya!

Alcé la cabeza, enfoqué la vista y ahí estaban esos dos. Me crucé de brazos y comencé a reír al ver sus pintas. Timmy llevaba unos pantalones beige con una camisa estampada de colores vivos. Bruce parecía algo más elegante. ¿De verdad se había puesto una chaqueta?

-¿Es que acaso cada uno iremos a un lugar diferente? -me burlé de ellos.

-Tú tampoco es que vayas hecho un casanova, Riley. -Se defendió Bruce. No entendía muy bien a qué se refería, de los tres era el único que iba con un atuendo informal y... ¿normal? -¿Camiseta negra?

Ritual II: La historia comienza... ¿de nuevo? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora