Ritual II: La historia comienza... ¿de nuevo? ©

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Debra

El sol comenzaba a esconderse tras la línea de árboles que rodeaba la propiedad. Había grabado en mis retinas cada ondeada de sus copas, la tonalidad verde carruaje que tomaban sus hojas hasta culminar en un oscuro negro mimetizándose con cada una de las noches que había pasado en esta casa.

Esos árboles se habían convertido en mi única compañía en mis momentos de mayor debilidad y soledad en mi habitación.

No, no era mi habitación.

Cerré los ojos y aparté otra de las lágrimas que lograron escapar y estiré luego mi mano hacia mi móvil. Había estado sonando toda la tarde. Las chicas conversaban sin parar en el chat grupal poniéndome al día de su día a día y yo… urdía mentiras tras mentiras y eso me hacía sentir peor de lo que ya estaba.

Rach🔥:

-Recuérdame que le dé una patada en los bajos a Carter cuando regreséis a Phoenix

Missy🌺:

-¡Eso! ¿Cómo puede ser que os fuerais de la nada?

Mandy💜:

-Ya basta, chicas. Es su trabajo

Rach🔥:

-¡No lo defiendas!

-Se llevó a nuestra Deb sin más

-Ni siquiera dejó que se despidiera

Una lágrima más caía por mi mejilla al leer el mensaje de Rachel. Era un hecho que hablaba de Aaron y la “inesperada reunión con los socios” en la Sede de Nueva York, pero, por el contrario, su mensaje no estaba del todo equivocado.

Sí, me habían llevado sin más.

Sí, ni siquiera me dejó despedirme.

La única diferencia es que fue Hades quien lo hizo.

No me encontraba bien para continuar la conversación, había tenido demasiados altibajos a lo largo del día tras la nueva información de Hades, esta vez acerca de las pruebas que tuvo que llevar a cabo para convertirse en…

Sacudí la cabeza queriendo alejar ese pensamiento, no quería recordarlo a pesar de que fue un intento estúpido el querer pasarlo por alto, pero mi propia mente se negaba a apartarlo.

Fue alejado de su familia siendo solo un niño; sin apenas preparación suficiente lo encerraron a vida o muerte en una habitación con varios hombres; la… maldita tercera prueba, me quemaba la sangre recordarla; abandonado a su suerte rodeado de diez asesinos; y adiestrado en la tortura.

Un salvaje. Un maldito salvaje fue el creador de esa abominación: Cyrus Rydenhat, su propio tatarabuelo.

Cada vez que los recuerdos sobre aquella conversación en la que Hades me contaba acerca de cada una de esas horribles pruebas me bombardeaba, más se resquebrajaba mi alma. Él no era un monstruo, lo habían convertido en uno a la fuerza.

     *—No lo tuvo fácil, querida. El camino que recorre desde su infancia está marcado por algo que no le deja deshacerse de las cadenas que le atan a la persona que es a día de hoy.*

Las palabras de esa bruja…

     *—Su vida no fue un camino de rosas… Él se merecía un rayo de luz entre tanta oscuridad en la que estaba sumergido.*

Escondí la cabeza bajo la almohada queriendo escapar de cada uno de los recuerdos.

     “¿Cuándo vas a dejar de huir?”