5

348 56 0
                                    

Había salido de la clase unas horas antes, por lo menos, ya no tendría que preocuparme por todo lo demás. Suspiré, y caminé entre los pasillos, me quedé congelada al ver una escena frente a mi: Elio estaba hablando con Hannibal Lecter como si fueran amigos de toda la vida, mi novio al verme sonrió e hizo un gesto para que me acerque.

— Tengo que presentarte a alguien importante — el castaño me tomó por los brazos, miré a Hannibal con los ojos muy abiertos — El doctor Hannibal Lecter, uno de los psiquiatras, si no es el mejor, de Baltimore.

Hannibal me sonrió de lado — Es una presentación muy agradable, pero ya nos conocemos. Astrid — extendió su mano y yo sonreí aún si entender nada — somos viejos conocidos.

Elio nos miró sorprendidos — No tenía idea qué ustedes dos se conocían, que pequeño es el mundo.

— En realidad la sorprendida soy yo. Elio, nunca te hablé sobre Hannibal, pero es muy amigo de mi hermana y lo conozco desde hace mucho tiempo.

— El Doctor Lecter me está ayudando en un trabajo de investigación sobre la salud mental en pacientes psiquiátricos, el universo de los psiquiatras es más pequeño de lo que parece.

Me sorprendió, sabía que Elio estaba trabajando en eso, pero jamás pensé que junto a Hannibal.

— Bueno, estaré en mi despacho, creo que ustedes dos necesitan hablar.

Elio salió caminando y yo miré a Hannibal con un poco de vergüenza.

— Seguramente te causó gracia cuando te dije que estaba saliendo con él esa noche en tu casa, como si no lo conocieras.

— Debo admitir que si, me tomaste por sorpresa, pero luego lo medité y no encontré una razón para que ustedes dos no salgan. Tu eres joven, y déjame decirte, hermosa y Elio es una joven promesa que llegará muy lejos, si se lo propone.

Sonreí — De igual manera siento que tendrías que haberme dicho que lo conocías.

— No lo encontré pertinente, era un momento tuyo de confesión y si te revelaba mi verdad ibas a inhibirte y yo quería saber más sobre ti.

— Es un buen punto.

Me quedé unos segundos en silencio mientras sentía la pesada mirada de él sobre mi.

— Bueno, creo que lo mejor será que me vaya — dije avergonzada — ya terminé con mis clases.

— Te veo en la semana, y esta vez a tiempo — advirtió.

— Lo prometo.

Lo ví alejarse y finalmente desaparecer de la universidad, y recordé cuando era una niña pequeña y lo espiaba mientras estaba con Alana.
Sonreí de tan solo la imagen en mi cabeza, y no sé por qué ahora mismo estaba pensando eso.

— Astrid.

La voz prepotente que tanto conocía me detuvo cuando yo también estaba a punto de salir, me di vuelta viendo a Elio, se había sacado el saco y ahora lo tenía en sus brazos.

— ¿Vas a acompañarme hasta mi casa?

— Me encantaría, pero aún necesito trabajar un poco más.

— Por favor — llegó hacia mi y pasó su brazo por mis hombros — no me gustaría caminar sola, y además, siempre es buena tu compañía. — frunci el ceño — pensé que Hannibal se quedaría un poco más.

— Está bien, ya arreglamos todo lo que teníamos que arreglar — me mostró una pila de papeles que antes no había notado — Ya está todo bien. Lamento no acompañarte, ¿Y si me esperas hasta que termine?

Sonreí con culpa y deposite un suave beso en sus labios.

— Me gustaría, pero a mis padres no les gusta que vuelva tarde, ya sabes, con todo lo que está pasando.

Chasqueó la lengua — Tienes razón, y yo debería cuidarte tanto como lo hacen tus padres.

Nos besamos por última vez y yo volví a emprender mi camino, cuando llegué a mi casa, me tiré a la cama y le escribí un mensaje a Hazel para ver si ella también había llegado bien, la respuesta fue afirmativa y reí al ver que me mandó una foto de su gato.

Tiré mi celular a un lado, y me estiré, casi sin quererlo cerré los ojos con pesadez y me dejé caer en los brazos de Morfeo.

Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora