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— Soy Astrid Bloom — le dije presentándome — Soy psiquiatra y el FBI me derivó para tener una segunda opinión sobre tu caso. Aunque no lo creas, son muchos los que quieren que estés afuera ahora mismo.

—Astrid Bloom  — repitió mi nombre con voz ronca, parecía muy fácil sacar conclusiones sobre mi apellido.

— Alana es mi hermana, quizás te habló sobre mi...

— No, pero Hannibal Lecter si, y además, en una de mis clases expuse los asesinatos de la universidad, y hablé sobre tu testimonio contra Elio Donovan — habló en voz baja — fue hace un tiempo.

No sé que me sorprendió más, si el hecho de que Hannibal le haya hablado sobre mi o que además, me conozca por el caso de Elio. Había algo en Will que no lograba descifrar en los cinco minutos desde que entramos al cuarto.

De cualquier modo, no veníamos a hablar de mi.

— ¿Había un vínculo muy fuerte entre Hannibal y tú, verdad? Un vínculo que también incluía a Abigaíl Hoobs, por lo que entiendo.

Cuando bajó la mirada, entendí que toque un punto sensible, y yo me preguntaba: ¿Por qué pudo haberla matado?

— Ella no merecía un padre como el que tuvo, Hannibal y yo la cuidamos mientras atravesaba el duelo no solo de haber perdido a sus padres, sino de que también su padre sea un asesino.

— ¿Entonces por qué la mataste? — tomé mi libreta.

— Yo no.. — comenzó pero se detuvo mientras algunas lágrimas traicioneras caían por su rostro, con el tiempo me di cuenta que en realidad no estaba llorando por tristeza, sino por impotencia — No lo sé, no lo recuerdo. No recuerdo nada de lo que hice.

La situación era seria y grave, no solamente estaba acusado de los crímenes de muchas personas sino que también del asesinato de alguien a quién conocía.

— Ni siquiera recuerdo mi última interacción con ella, solo me desperté por esas horribles pesadillas, sintiéndome como la mierda, y luego tomé las píldoras que Hannibal me recetó y vomité y... Ahí estaba su oreja...

— ¿Cómo llegó ahí? ¿Te alimentaste con ella? — pregunté con un tono frío mientras anotaba.

Apartó su mirada hacia los enfermeros que observaban todo desde detrás del vidrio.

— Ellos no pueden escucharnos, continua hablando.

Me dedicó una mirada — No tienes ni idea, aquí todos escuchan todo. Estamos en un hospital psiquiátrico.

El discurso de Will era confuso, atropellado y nervioso tanto que por momentos, cosa que me hacía dudar de su inocencia. Pero por otro lado, entendía la preocupación que Alana me había planteado, y su estado mental no era el mejor.

— Will, ¿Recuerdas haber tomado las píldoras la noche antes de la muerte de Abigail?

Lo pensó unos segundos.

— Mis píldoras tienen un horario fijo, no hay posibilidad de que no las haya tomado, pero no.. recuerdo..nada.. — volvió a repetir mientras evitaba mi mirada.

Anoté un par de cosas en la libreta, no encontraba el sentido de preguntarle sobre los otros crímenes si apenas podía responder por el de Abigail.

—¿Tuviste alucinaciones y perdidas de la conciencia últimamente?

Lo pensó — A veces es como si estuviera fuera de mi, como si no tuviera control de mi cuerpo.

— Está bien, no voy a molestarte más porque no tenemos mucho tiempo, tengo un último pedido. ¿Podrías dibujarme un reloj que marque más tres de la tarde aquí?

Le extendi un papel y un lápiz, él suspiró y comenzó a hacerlo.
La prueba del reloj servía para evaluar las capacidades del paciente y  para encontrar algún deterioro cognitivo.

— Hannibal me hizo hacer esta prueba también, y no entiendo para qué.

Me entregó la hoja, nuestras manos rozaron, miré el resultado y suspiré. Un paciente normal dibujaría un reloj, con los números y las agujas correspondientes. Will había dibujado un reloj en el cual tanto los números como las agujas estaban completamente fuera del círculo.

Aquí había más que un deterioro cognitivo, había algo más, algo que definitivamente, volviendo a lo que Alana quería demostrar, podría haber causado que asesine a todas esas personas.

Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora