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Habían pasado unos días desde mi vuelta a Baltimore, finalmente teníamos noticias y no las noticias que esperábamos. Jack estaba bien, había estado al borde de la muerte, pero estaba bien.

Por otro lado, Mason Verger se había salido con la suya y había capturado a Hannibal. La sorpresa es que no solo tenía cautivo a él, sino tambien a Will. Y por grandes informaciones, realmente planeaba matarmos.

— Espero que estés feliz — dije mirando a mi hermana con enojo — ¿Esto es lo que querías? ¿Es por esto que te aliaste a él? Bien.

— Esto tenía que suceder de esta manera.

Me miró intentando mantener su orgullo, pero yo sabía que muy en el fondo sentía un remordimiento horrible. Jamás creyó que Will era parte de el perverso plan de Mason.

— Mira — suspiré — sé que crees que estoy cegada por el amor que siento, o sentí alguna vez por Hannibal, y que eso no me deja pensar con claridad. Cada vez que alguien intenta acabar con él, alguien más resulta lastimado. Cuando Elio intentó desenmascararlo, Hazel terminó muerta, cuando Will lo acusó, Abigail pagó las consecuencias. ¿A quien crees que le tocará está vez?

Un silencio arrollador rodeó la habitación. Alana parecía procesar mis palabras.

— Cariño — habló Margot — quizás Astrid tenga razón, no tienes idea de lo que es capaz mi hermano — su tono se volvio frío al pronunciar eso — Es obvio que Will o Hannibal, o ambos, terminarán muertos.

Mason tiene sed de venganza, y no piensa con claridad, tiene todo el poder sobre ambos.

— Maldita sea — dijo Alana apoyando su rostro entre sus manos, con desesperación — ¿Que hicimos? Tengo que salvar a Will. Él no... — suspiró — quiero vengarme de Hannibal, quiero que pague por todo lo que hizo, pero esta no es la solución. Will no se merece morir.

Sonreí con sarcasmo pensando que era demasiado tarde — Claro, quizás nosotras tres seamos capaces de detener al psicópata de Mason, quizás lo intentemos y no hayan dos muertes, sino cuatro.

Margot me miró con duda, pensando si decir algo o no.

— Nosotras no podemos salvar a Will, es obvio. Pero Hannibal si.

—¿Que estás insinuando? — preguntó Alana viéndola.

Suspiró — No te va a gustar lo que tengo para decir, nosotras no podemos enfrentarnos a mi hermano, pero Hannibal ya lo hizo una vez. Sé que lo tiene encerrado y atado en el cobertizo, si tan solo yo pudiera conseguir la llave...

Medite unos segundos, en realidad, era cierto. Hannibal era el único capaz de enfrentarse a Mason y salvar a Will.

— Creo que Margot tiene razón.

Mi hermana nos miró, de forma intercalada, era un hecho de que las dos coincidíamos en eso.

— Voy a hacer lo que tenga que hacer para salvar a Will de todo esto, y si tengo que liberar a Hannibal para eso — suspiró con pesadez — lo haremos. Consigue la llave, Margot.

Respiré con tranquilidad, estos últimos días estaban siendo de mucho estrés y mi cuerpo lo sentía. No miento cuando digo que nunca creí que llegaríamos a este punto, pero aqui estamos.

—¿Y luego dejaremos que Hannibal mate a Mason? — preguntó Alana.

Tenía una respuesta, algo que había pensado por mucho tiempo. Miré a Margot que estaba cabizbaja, como pensativa, quizás.

— No, Hannibal no tiene que ser el que mate a Mason.

Alana poco a poco comenzó a comprender mis palabras, tragó saliva y miró a Margot, que nos miraba con impresión. Las tres sabíamos de lo que estábamos hablando, y no había necesidad de palabras, simplemente era cuestión de mirarnos para entender.

Hannibal no debía ser el que se deshaga de Mason, esa tenía que ser Margot. La persona que sufrió más de veinte años por su culpa.

Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora