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Entré a la capilla Palatina, era hermosa, tenía una estructura vanguardista que hacía que no dejes de mirarla. Miré a las personas a mi alrededor, muchos atados a una fé que encontraban el consuelo en Dios. Me senté sigilosamente en un banco, no sabía exactamente por qué nos había guiado hasta aquí, pero dicho y hecho, estábamos acá.

Sentí una presencia a mi lado y suspiré, Will tenía la vista hacia el centro y no me miraba. Parecía muy concentrado en otras cosas.

— Es lo que quería, ¿No? — murmuró — Vernos en este lugar.

—¿Sabes algo de él?

— No tuve la suerte de reencontrarme. ¿Que hay de ti?

— Tampoco — y era la verdad, aún no tenía novedades ni de Bedelia ni de Hannibal— No nos hará esta situación fácil, si crees que va a aparecer delante nuestro en estos momentos estás equivocado.

Ninguno de los dos dijo algo por los siguientes minutos, los ruidos naturales de la capilla era suficientes para que mantengamos la cordura.

— Sigo pensando en ella — rompió el silencio, su voz estaba rota. Lo miré sorprendido — Sigo pensando en Abigail, siento que está aquí conmigo. Tuve la ilusión de que estaba hablando con ella en la capilla, no con vos.

Lo miré con lastima.

— Lo que viste no te lo vas a olvidar nunca más en la vida, pero Abigail siempre va a estar junto a ti. Aunque no lo sientas.

— El problema es que ella está muerta, y yo la sigo viendo en distintos momentos — negó varias veces con resignación — Pensé que se salvaría en el hospital, realmente lo pensé. Nunca pude asimilar el hecho de que haya muerto delante de mi. ¿Sabes algo? Prefería al primera vez que pensé que estaba muerta.

— ¿Cuando creías que tú la habías matado?

— Cuando no recordaba nada, y solo sabía que estaba muerta. Cuando todo no fue tan traumático como el hecho de que alguien que se suponía que la quería la mató frente a mi. Y fue mi culpa, si no hubiera acusado a Hannibal quizás ella ahora estaria conmigo.

—¿Viniste hasta aquí para perdonarlo?

No contestó nada, lo entendí como un si. Hannibal le pidió perdón antes de escapar, y le pidió que quizás algún día pueda perdonarlo a él.

—¿Perdonaste a Donovan por matar a tu amiga?

— No es lo mismo, no...

No era lo mismo, Elio no tenía intención de matar a Hazel. Pero aún así lo hizo, sus manos estaban cubierta de la sangre de ella.

— Si, lo perdoné — contesté finalmente dejando de sobre pensar la situación.

— Jack también va a venir a buscar a Hannibal pronto — dijo — él lo sabe.

—¿Vas a cometer dos veces el mismo error, entregarlo directamente al FBI? ¿Debo recordarte que pasó la última vez que lo hiciste?

Miró hacia el frente, ignorando mis palabras.

— No puedo fingir que él no es quien es, y que no hizo todas las cosas.

— Hannibal es muy inteligente Will, él no dejará que lo atrapen, la única manera de que el FBI lo tenga en sus manos es si él se entrega.

—¿Crees que lo haga?

— Creo que la única manera de que lo haga es llevándolo al límite, pero no lo creo. Y para ser franca, no creo que sea así.

Hubo otro silencio entre nosotros, más gente entró a la capilla y el murmuro cesó. Un hombre pasó por al lado nuestro y nos miró de reojo.

— Necesito encontrarlo — dijo Will — solo.. necesito volver a verlo. Y lo haré. No vinimos hasta aquí en vano.

Pose mi mano delicadamente sobre la suya, transmitiendole confianza, él me miró sorprendido pero cedió.

— Lo haremos, vamos a encontrarlo. Él ya nos encontró a nosotros.

Él estaba entre nosotros, aunque no lo podamos ver. Él sabía perfectamente que íbamos a venir a este lugar, porque él nos llamó, la verdadera pregunta era ¿Para qué?

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Unos pocos días después ambos volvimos a la capilla, esta vez en un horario en donde no solía haber gente. Solo porque teníamos la sospecha de que Hannibal había estado ahí.

Entramos y la imagen nos impactó, di unos pasos hacia atrás hasta que Will tomó la iniciativa y se acercó. Frente a nosotros había dos torsos despedazados, uno parecía ser de un hombre y el otro de una mujer. 

Will se acercó al torso de hombre y lo inspeccionó de cerca.

— Que seamos dos los que estamos buscándolo y que precisamente haya dos cuerpos me hace pensar en muchas cosas.

Él negó — No es una amenaza. Es una tarjeta de San Valentín en dos cuerpos destrozados. — habló algo confundido.

— ¿Es para demostrar que ya sabe que estamos aquí?

— Creo que si. Eso es lo que está haciendo, avisandonos que sabe dónde estamos.— asintió mirando la obra que sin duda era de Hannibal.

— Supongo que no había una forma más delicada de hacerlo.

Escuchamos las sirenas de la policía, seguramente ya habían sido advertidos sobre las extrañas esculturas expuestas dentro de una de las capillas más prestigiosas de Florencia.

Will me miró — Vamonos, ya sabemos todo.

—¿Y si está aquí? ¿Y si no se fue?

Las sirenas sonaron con más potencia, Will me tomó de la mano y le dió una última mirada a la capilla.

— No, no está aquí. Se fue en el acto, es ridículo que lo busquemos.

Salimos de ese lugar y le dejamos a la policía la investigación sobre los cuerpos, me sentía un poco turbada, él estaba jugando con nosotros  y eso estaba mas que claro.

Necesitaba encontrar a Bedelia más que nunca, ella era la única que podía guiarme hacia Hannibal.

Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora