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En el fin de la velada, Hannibal me llevó junto a el a un pequeña biblioteca, dónde aparentemente se encontraría con Pazzi.

—¿Cómo lo supiste?

—¿Cómo supe qué?

— Que Pazzi conoce tu verdadera identidad, y que quizás está trabajando para alguien para capturarte.

—¿Alguien puede engañarme, de verdad?

Alcé una ceja — Will pudo hacerlo — me retracte al ver cómo me fulminó con su mirada fría — Lo lamento. Cómo sea, no entiendo porque estoy aquí. ¿En qué puedo ayudarte, con Pazzi?

Abrí los ojos cuando lo ví sacar una colección de cuchillos y limpiarlos. Un frío recorrió mi espina dorsal, ¿Por qué sentía esto?. Al parecer Hannibal se dió cuenta de mi reacción porque se acercó a mi.

—¿Esto te intimida?

Tuve ganas de negar, pero simplemente no tuve una reacción clara. Hannibal acarició mi mejilla.

—¿Que tengo que hacer para que creas que jamás te lastimaria? — preguntó suspirando. Dejó los cuchillos a un lado — Necesito que hagas algo por mi.

— Dime.

— Necesito que encuentres a Jack — hizo una pausa — y lo traigas a mi.

Me quedé atónita ante su pedido, ¿Quería a Jack?, no tenía sentido. Sabía que lo estaba buscando.

— Y luego, quiero que vuelvas a casa — remarcó la última palabra — Tengo la leve sospecha de que pronto los dos  estaremos ahí.

Evite la segunda parte por completo — Espera, ¿Quieres que encuentre a Jack y lo traiga aquí? ¿Que es lo que buscas, Hannibal?

No hubo una respuesta, así que me adelanté a agregar algo mas.

—¿Vas a matarlo? — pregunté esperando una respuesta afirmativa, y él me lo hizo entender, a su manera — ¿Y si él te mata a ti?

— Es necesario que vuelvas a Baltimore, estarás a salvo con Alana allí. Nunca debiste venir a buscarme, desde un principio te lo advertí, desde la primera carta que por supuesto no leíste.

—¿La primera carta? — pregunté — ¿Decía que jamás te busque?

— Decía que volver a mi solo te llevaría a la ruina y empeoraría las cosas. Te pedí como pude que no regreses, pero esa carta nunca fue leída por ti.

Suspiré — ¿Crees que en Baltimore las cosas están mejores que en este lugar? Mason Verger, tu ex paciente a quien le dejaste un recuerdo para toda su vida — mencioné irónicamente — está obsesionado con la idea de atraparte y matarte, ahora que eres un prófugo de la justicia. Alana trabaja para él. Todo gira en torno a tu captura.

— Lo sé — asintió — Lo sé todo, pero es lo mejor para todos, para nosotros. Astrid, voy a dejar de interferir en tu vida.

Suspiré temblorosa, era lo mejor. Pero y si... ¿Y si yo no quería que el desaparezca? ¿Y si me había acostumbrado a lo turbulenta que se había vuelto mi vida a su lado?

—¿Harás eso por mi? — preguntó nuevamente, con su mano en mi cintura.

— Sí. Encontraré a Jack.

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Encontrar a Jack fue más facil de lo que pensé, era obvio que estaba husmeando por Florencia intentando atrapar a Hannibal. Lo cité en un bar, terminé el vaso de cerveza cuando lo ví entrar, se quitó el sombrero y me miró.

— Astrid — inclino su cabeza — es bueno verte bien.

— No te quitaré mucho tiempo, encontré a Hannibal. — dije cortante.

Sus ojos se abrieron con interés, corrió la silla y se sentó frente a mi.

— ¿Dónde está?

Le di exactamente su ubicación, Jack tenia una mirada que denotaba sospecha pero no decía nada, simplemente asentía.

— ¿Por qué me lo dices?

Porque él me lo pidió.

Me encogí de hombros — Porque este ida y vuelta ya no tiene ningún tipo de sentido. Hannibal y tú tienen cosas pendientes, y es hora de que todo esto termine.

Asintió — Tienes razón.

— Mañana vuelvo a Baltimore — dije con la mirada baja — voy a volver con Alana, la necesito, y creo que ella también me necesita a mi.

—¿Te diste cuenta que tu vida europea no era tan perfecta como creíste que seria?

—¿A qué te refieres? — pregunté achinando los ojos.

— Hannibal está con Bedelia, hablé con ella. Aunque a diferencia de ti, ella no supo decirme donde estaba, o simplemente, no quiso hacerlo. Él no correría a tus brazos como pensaste, al fin entiendes que es, un monstruo.

No contesté nada. Deje un par de euros en la mesa y me levanté.

— Te dije lo que querías saber, nos vemos luego Jack.

Salí del bar con un sabor amargo, porque no sabía si había entregado a Jack o había entregado a Hannibal.



Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora