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— Esto no puede seguir, tenemos que alejarnos, tienes que alejarte de todos nosotros. — suspiré con algo de dolor, sus ojos no me estaban haciendo la situación fácil.

—¿Tu también vas a darte por vencida conmigo?

Él también me hizo pensar que Will le había planteado algo similar, y no me parecía raro, todos veíamos una situación culmine.

— ¿No lo entiendes? Esto no es fácil para mí, te quiero, realmente lo hago. Pero te necesito lejos, no está bien, estoy haciendo lo que puedo.

Gruñó en voz baja, es la primera vez que veía a Hannibal de esta forma: Apenado. O quizás, derrotado.

—¿Que es lo que te afecta, estar solo o que yo me me este alejando? — pregunté cuidadosamente.

No contestó nada, di un paso hacia él y lo abracé. Apoyó su mentón en mi hombro y lo oí suspirar, no me quería alejar de él, no quería que esto fuera así. Supongo que de esto se trata estar enamorada de la persona incorrecta.

— Tienes que irte, lejos, huye a un lugar donde nadie te encuentre. No puedes seguir estando aquí.

Si no lo quisiera, no le pediría que huya para que no lo atrape el FBI. Y se lo estaba implorando, casi rogando.

—¿Me buscarás a donde sea que me vaya? — preguntó mirándome a los ojos, sabía la debilidad que tenía en eso.

Sonreí triste — No, prometo no hacerlo.

Besó mis labios sin permiso, fue lento pero rápido, fue suave, pero tan duro al mismo tiempo. Will hizo acto de presencia y se dirigió a Hannibal.

— Es mejor que te vayas, Jack llegará en cualquier momento.

Él asintió y nos dió una última mirada a ambos, llena de compasión, de tristeza. Salió de la casa, dejando mi corazón destrozado.

No pude evitar pensar en los perros de Will, y en la imagen de Hannibal como un perro que estaba siendo despojado de su hogar en una triste noch de lluvia.

Las sirenas de la policía empezaron a sonar cada vez más cerca, y como lo anticipó Will, el FBI estaba aquí porque sabía qu en este lugar estaría Hannibal.

— Tranquila — susurró — no tenemos nada ni nadie a quien ocultar, él ya no está.

Salimos a la entrada, Jack bajó de una camioneta negra y nos miró con suspicaz.

— Ya ni siquiera me extraña verlos a ustedes dos juntos — su voz sonó más dura — ¿Dónde está?

Will se adelantó a responder — Él se fue Jack.

Este último suspiró con frustración, a lo mejor pensando en qué lugar más podría encontrarlo antes de que su fuga sea definitiva.

— Jack.

Una voz sonó detrás de los arbustos, miré con horror como Hannibal caminaba hacia Jack con los brazos levantados sobre su cabeza.

— Estoy aquí.

—¿Que está haciendo? — murmuré de la manera en que tan solo Will pueda escucharme.

Se arrodilló frente a Jack. Mi respiración se cortó. ¿Estaba entregándose?

— Finalmente atrapaste al Destripador de Chesapeake, Jack — dijo con un tono que parecía burlón. Todos los oficiales a su alrededor lo apuntaron, para evitar que escape.

Jack negó — No te atrapé, tu te  entregaste.

— Quiero que sepa exactamente donde estoy — su mirada se concentró en Will y en mí — y dónde siempre podrá encontrarme.

No comprendía, sentí una angustia inmensa. Will y yo le ofrecimos que escape lejos, que nadie jamás pueda encontrarlo, ¿Y qué hace él, entregarse al FBI?

Will tomó mi mano suavemente y me introdujo dentro de la casa, no aparte la mirada de Hannibal ni por un minuto hasta que desapareció de mi campo de visión, Will cerró la puerta.

Me froté mi cara con frustración — ¿Cómo pudo haber hecho eso?

Sentí como todo me daba vueltas, la casa de Will se veía borrosa. No podía mantenerme en pie, sentí que iba a caer.

—¿Estas bien? — Will me tomó de la cintura preocupada y me guió hacia el sillón — Iré por un poco de agua.

La situación hacia todo peor, las luces del auto de la policía que entraban por la ventana me encandilaban. Pensé muchas veces en como sería mi vida si atrapaban a Hannibal, pero sin duda esto no se parecía en nada a lo que estaba en mi cabeza. Will se sentó a mi lado y me entregó el vaso de agua.

— Tranquila, ya va a pasar.

—¿Y si no? — pregunté — ¿Y si esto no pasa?

No contesté nada. A continuación pronuncié las palabras que Will no esperaba oír y yo tampoco quería repetirlas, me miró con los ojos muy abiertos.

Un pitido se instaló en mis oidos y apoye mi cabeza sobre la cabecera del sofá.

—¿Estás segura?

— Si, muy segura.

Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora