Doctora Bloom || Hannibal.

20

Entré a la celda, hoy tenía una cita con Will, la primera como su terapeuta oficial. Me miró con sus ojos azules, curioso quizás, esperando que yo dé el primer paso, o que diga algo.

— No puedo ocultar mis sentimientos — comencé — ¿Por qué me quieres a mi como tu psiquiatra? Me encantaría que digas que porque sentiste una conexión conmigo, o que te sentiste seguro al ser yo la hermana de tu amiga. Pero estoy muy segura que lo haces porque sabes de mi relación con Hannibal.

Él no contestó nada, simplemente mantuvo sus ojos sobre mi.

— Quieres herir a Hannibal quitándole la posibilidad de ser tu psiquiatra, pero muy en el fondo me quieres a mi como lazo entre ustedes dos.

— Yo solo quiero salir de este lugar y para eso tengo que demostrar que soy inocente. Jamás podré demostrarlo mientras él esté aquí, por eso te elegí.

—¿Culpar a Hannibal es la forma de declararte inocente? — pregunté.

Se relamió los labios — Estoy intentando averiguarlo.

Me levanté molesta, no iba a hacer esto, no iba a planear una conspiración contra Hannibal Lecter por parte de un posible asesino que está enfermo de encefalitis y sufre perdidas de memoria.

— Confío en Hannibal. El FBI confía en él también, estarás orgulloso de saber que le hicieron una investigación por tus declaraciones y no encontraron absolutamente nada. No podemos decir lo mismo de ti, ¿Verdad?

—¿Qué quieres decir?

— Que si realmente planeas que me quede aquí y me convenza a mi misma de que Hannibal Lecter te obligó a matar a todas esas personas, no lo haré. Hay un código entre profesionales.

—¿Un código entre profesionales o un código romántico? — preguntó.

Me senté en la silla nuevamente, esta vez mis ojos estaban fijos en él. Realmente sabía más de lo que cualquiera podía saber.

— Will — hablé — mi trabajo debería ser ayudarte a mantenerte estable, a regular tus píldoras y lograr que no pierdas la cabeza en el juicio. Pero no puedo ayudarte a buscar a un culpable en todo esto, no puedo aparecer frente a la justicia y decir que tienes que quedar libre porque el verdadero asesino es tu psiquiatra. No tienes las pruebas.

— Las tendré — asintió — te necesito Astrid, ayúdame en esto. Ayúdame a demostrarte que Hannibal Lecter es un tipo peligroso, y si realmente estoy equivocado, tu puedes dejar de ser mi psiquiatra y acusarme frente al hospital, puedes hacer lo que quieras.

No podía estar ocurriendome esto precisamente a mi, suspiré, si había una luz al final del túnel yo quería llegar a ella. Ayudar a Will y confirmar que Hannibal no es como él piensa.

—¿Qué vas a hacer para descubrir eso?

— Solo necesito recuperar algunos recuerdos y necesito que tú lo vigiles.

Suspiré — Eso no es un problema para mí.

No puedo creer que estaba haciendo esto. Era lo único que me faltaba para terminar de volverme loca.

— Bien, porque si llego a descubrir lo que estoy pensando... Creo que Hannibal asesinó a Abigail esa noche.

No tenía palabras, Hannibal no podía haber asesinado a Abigail, la amaba, lo ví llorar por ella.

— Eso no tiene sentido para mí. ¿Por qué lo haría?

— Solo — movió sus manos frenéticamente, pero recordó que estaba esposado y se detuvo antes de lastimarse — Necesito recordar, necesito algo que me devuelva los recuerdos que perdí. Mi mente es un rompecabezas ahora mismo, me faltan piezas pero... Lo haré, lo prometo que lo haré.

Respiré con dificultad, tenía que supervisar que Will no cometa ninguna locura antes del juicio, eso es lo que me había pedido Jack Crawford, pero con su afán de descubrir un supuesto asesino estaba segura que esto sería una tarea difícil.

— Confío en tí. Algo en ti me dice que vas a ayudarme.

—¿Por qué? — pregunté entrecerrando los ojos — ¿Por qué confías en mí?

Apartó la mirada — Porque te manipularon para que no pudieras demostrar la inocencia de Elio Donovan, estoy seguro que alguien es incapaz de cometer dos veces el mismo error.

No. Will Graham no podía estar manipulando la situación de esta manera, sabía que era un tema sensible para mí y aún así se aprovechaba de eso.

— No quiero que vuelvas a mencionar a Elio en tu vida. Al menos no frente a mi. El no tiene nada que ver en esto, y aún si lo tuviera, mató a mi mejor amiga.

—¿Estás tan segura de que Elio mató a Hazel como de que yo maté a Abigail?