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— Está haciendo lo imposible para encontrarlo, y luego, para matarlo. Realmente no tienes idea de lo que Mason Verger es capaz de hacer.

Sostuve el teléfono en mis manos mientras veía el paisaje mojado desde la ventana del hotel.

— Jack y Mason tienen el mismo fin pero distintos medios, ¿No es así? Uno quiere asesinar a Hannibal y el otro quiere encerrarlo en una prisión. De todos modos no es eso lo que me preocupa.

—¿Y qué es? — preguntó desde el otro lado de la línea.

— Que tú seas parte del objetivo de Mason. Eso sí que me preocupa, mi hermana nunca haría eso.

El hecho de que Alana quiera ver muerto a Hannibal despierta en ella un instinto vengativo que yo no había visto nunca.

— Lamento que así sea, no todos podemos encontrar virtud en una persona tan oscura — hubo un silencio — No todos somos como Will y como tú.

— Hacer lo mismo que él hace nunca te dará venganza, al contrario.

— No puedo olvidar que arruinó a las dos personas que más aprecio.

Quise contestar que no me arruinó, pero no era lo mejor ponerme en contra de mi hermana. Suspiré y me apoye contra la ventana.

— Es tarde aquí, deberíamos colgar...

— ¿Cuando vas a regresar?

— Cuando no tenga nada más que hacer aquí — respondí.

— Ten cuidado, Astrid. No confíes en nadie, no importa cuántas palabras aduladoras te den. No confíes en nadie, menos en él.

La despedí y corté la llamada, la lluvia golpeaba en la ventana del hotel y me acosté. Era la primera vez que me sentía perdida, sin un rumbo claro, ¿Que era lo mejor que podía hacer? ¿O mejor dicho, qué estaba haciendo en este lugar?

Apagué la lámpara y me dormí rápidamente, esa noche soñé con Hannibal. Solo había soñado con él dos veces, la vez que se fue a Europa y ahora.


Horas después, me desperté por unos golpes en la puerta, estaba aturdida. Me levanté despacio de la cama y caminé para abrir la puerta, un empleado del hotel  me miraba atento.

—¿Si? — carraspee con voz ronca.

— Signorina Bloom, un signore mi ha chiesto di consegnarle questo.

Me entregó una carta sellada, me imaginaba de qué podía ir todo esto. Le sonreí amablemente.

— Grazie.

Cerré la puerta y abrí la carta rápidamente, esto no podía ser más que un acto de Hannibal.

Querida Astrid,

Te pido que me acompañes esta noche a partir de las 20:00 hs en un baile formal en el lugar "Dolce amore", fui invitado y no pude evitar pensar en ti. Espero que aceptes, quizás sea la última vez que nos veamos aquí y quiero dejar un par de cosas en claro.
Me cuesta pensar en otra cosa que no sea la noche que pasamos.

PD: Pequeño detalle, es una fiesta que tiene un código de vestimenta, debemos llevar máscaras.

Con todo el amor del mundo,

-HL.

Doblé la hoja, mi corazón latía con fuerza. No, no era prudente ir, no sabiendo que Jack estaba por estos lugares y que Mason tenía gente buscándolo.
Pero por otro lado, mi costado irracional realmente quería verlo otra vez, y saber qué era lo que quería decirme. Suspiré con pesadez.

¿Dónde podría conseguir una máscara en Italia en menos de 6 horas?

🔍

Tenía un vestido verde oscuro y una máscara negra que cubría principalmente mis ojos. Estaba frente al lugar en el que él me había citado, "Dolce amore". Desde afuera, se veía como el típico sitio de interés que gente de clase alta habituaba.
No me sentía parte, pero aún así, entre y ahí lo vi a él, con una copa de champagne.

Lucia increíble, se parecía al protagonista de la última novela que yo había leído, "El fantasma de la ópera". Al verme, sonrió y tomó mi mano para besarla, luego se acercó a mi oído y susurró:

— Luces hermosa, en serio.

— Igual tú, no sabía que lo tuyo eran las elegantes fiestas de máscaras.

— No lo son, y aquí vengo a desenmascarar la primera mentira de la noche: Nadie me invitó a este lugar, pero aún así tenía que venir.

Lo miré confundida, tomó mi mano una vez más pero esta vez para guiarme a la pista de baile. Me sostuvo por la cintura, nuestros cuerpos se mecieron al compás de la orquesta.

— Mira delicadamente al hombre que está detrás de mi, el de traje azul.

Miré confundida y en efecto,un hombre de barba y traje azul nos miraba con poco disimulo.

— Ajá...

— Es el inspector Rinaldo Pazzi, no sé cómo, y aún no sé por qué, pero él sabe quien soy. Y me está buscando, le pasa información a alguien sobre mi.

Instintivamente pensé en que Mason tenía algo que ver, en definitiva esto no es algo que planearian Will y Jack.

— ¿Y qué harás?

Me hizo girar y subió mis manos por mi espalda desnuda.

— Ya lo verás..



Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora