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Me senté en el escritorio, mi pecho ardía mientras releía la carta que Alana me había facilitado. Los días eran difíciles y todos estábamos expectantes a qué sucedería.

Querida Astrid,

Aquí estamos, tú y yo, debilitandonos en nuestras propias miserias. Tú con tu dolor y yo sin mis libros, —Alana se ha encargado de eso. Vivimos en una época primitiva, ¿Verdad, Astrid? Ni salvaje ni sabia. Cualquier sociedad racional o me mataría o me devolvería mis libros.

He pensando en ti como de costumbre, pero ahora también me encuentro pensando con frecuencia en Ruby. Me hubiera gustado hablarte más sobre mi hermana Misha, cuando ví a nuestra hija por primera vez, sin siquiera saber quién era, solo pude pensar en ella.

Algún día, en algún universo objetivo, seré un buen padre para ella. Mientras tanto, me alegra saber que tú estás haciendo un excelente trabajo por los dos. No importa lo que suceda eventualmente conmigo.

Deseo que estés bien y que todo salga bien.

Con mucho cariño,

Hannibal Lecter.

Cerré la carta y la guardé en el cajón, apoyé mis manos en mi frente y suspiré con algo de dolor. Un suave golpe en la puerta me despertó de mis pensamientos, Elio entró y me miró preocupado.

— ¿Estás trabajando, cariño? Perdon que te moleste.

Negué y sonreí — Estaba atendiendo unos asuntos, ya voy a la cama, lo prometo.

Se acercó a mi y acarició los pliegues de mi cuello haciéndome soltar un suspiro lleno de relajación — Ruby ya está dormida, estaba un poco preocupada por tí, hoy te pusiste nerviosa y no le hablaste muy bien.

Quizás había sido un poco dura con mi hija, y ahora la culpa me carcomía.

— Lo sé, estos días tengo los nervios de punta, la investigación sobre el dragón rojo se está llevando toda mi energía.

— ¿Y hay algo más, verdad? — preguntó despacio levantando mi barbilla para que lo mire a los ojos — No puedes engañarme, sé que algo está mal.

Apoyé mi cara en su mano, Elio definitivamente no se merecía esto. No se merecía estar planificando nuestra boda mientras yo pensaba en Hannibal.

— Hannibal se enteró que Ruby es su hija — solté, y su rostro se transformó, como si de pronto todo tuviera sentido.

—¿C-cómo?

— Es una historia larga y complicada, pero la conoció y yo no pude seguir ocultando mas la verdad — hice una pausa — fue inevitable.

— Ahora entiendo muchas cosas, y por eso entiendo tu nerviosismo — sonrió casi tristemente. — ¿Nunca vamos a hacer nosotros dos verdad? siempre estará él en el medio.

Frunci mis labios— Solo me basta con ver a Ruby cada mañana para saber que tengo una parte de él.

— Siempre lo supe — dejó caer su mano de mi rostro y tomó la mía — ¿Esto nos está afectando, verdad?

— Yo.. tenía una vida normal, había vuelto a la normalidad hasta que Will regresó, e inevitablemente también volvió Hannibal, volví a ser la chica que pensaba en él todo el tiempo, volví a resolver casos. Volví al principio, o quizás nunca me fui, y Jack y Will siempre estuvieron ahí para recordarmelo — lo miré — y luego vuelvo a casa y te veo, y no puedo olvidar que estuviste en la cárcel y que fuiste el que me abrió los ojos.

Hice una pausa mientras un nudo se formaba en mi garganta.

— Estoy confundida — completé.

Su rostro parecía de pura confusión.

— Entiendo que te sientas así — dijo finalmente — Pero no quiero que dudes sobre lo nuestro, y si lo estás haciendo, creo que no deberíamos seguir con esto. Por nuestro bien y por el bien de tu hija.

Me dolía, me dolía más de lo que aparentaba, pero quizás era lo mejor.

Elio me abrazó y me estrechó entre sus brazos, apoye mi cara contra su pecho y suspiré. ¿En qué momento todo había llegado a este punto?

— Solo quiero que estés bien y ya — susurró en mi oído.

Él era tan bueno que no iba a demostrar que lo había decepcionado.  Tenía todo el derecho a estar enojado e incluso a gritarme si es que quería hacerlo.

—¿Aunque eso implique que estemos lejos? — pregunté.

— Aunque eso implique que los dos tengamos que rehacer nuestras vidas con otra persona, porque a lo mejor no estábamos tan destinados como siempre lo creimos.

Esa noche no salimos de mi estudio, los dos estuvimos abrazados por horas y horas sin la necesidad de hablar, no sé si era una despedida como tal, pero era lo mas cerca que teniamos. Ambos nos tuvimos al otro en nuestros momentos más difíciles, pero quizás solo era eso. A lo mejor no había nada mas.

¿Que nos iba a pasar ahora?








Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora