ADRENALINA

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AMANDA POV

Hace días que no me acerco a los restaurantes del centro para evitar que me reconozcan.

Días, que de vez en cuando puedo comer algo tirado por edificios cerca del hotel abandonado.

Días, que solo he estado bebiendo agua porque he podido encontrar un grifo externo en uno de los edificios cercanos, y entonces, cada vez que necesito, vuelvo con un gran litro para conseguir agua.

Siempre que salgo del hotel intento volver antes de que oscurezca, pero no siempre lo consigo. Pero hago todo lo que puedo para lograrlo. No me gusta la noche.

Hoy, en particular, no pude volver temprano.

No había comido durante dos días y no encontraba nada que pudiera alimentarme. Entonces tuve que ir al refugio. Incluso me cubrí bien con una sábana para que no me reconocieran. Pero no funcionó. Era una noche calurosa y yo estar envuelta en la sábana llamaba más la atención de la que debería y pasar desapercibida era imposible.

Esta vez, en lugar de obligarme a abandonar la fila, me sacaron de ella violentamente. Me golpearon como si hubiera cometido un crimen atroz, parecían querer lincharme. Los responsables del refugio sólo intervinieron cuando algunos empezaron a gritar que me mataran.

Ya estaba muy herida en ese momento. Me levanté lo mejor que pude y regresé al hotel, sintiendo que iba a morir en cualquier momento. Estaba demasiado cansada. demasiado hambrienta. Demasiado rota, por dentro y por fuera.

Cuando estaba llegando, un coche se detuvo no lejos de mí.

El miedo se apoderó de cada célula de mi cuerpo y me hizo usar las últimas fuerzas que me quedaban para entrar al hotel lo más rápido posible.

Esa noche no pude dormir por miedo a que alguien viniera aquí detrás de mí. No podría soportar una bofetada más. Siento mucho dolor.

Limpié las heridas con un poco de agua y traté de distraer mi hambre bebiendo el líquido que quedaba en el litro. 

Llegó el amanecer y yo seguía acostada, sin dormir, sin fuerzas y sin lágrimas.

Me sentí sola.

Hacía mucho tiempo que no pronunciaba una sola palabra, ni reconocería mi propia voz si la oía. Hace mucho tiempo que no siento un abrazo reconfortante y creo que cualquier toque cariñoso me haría desmoronar. Hace mucho que no como una comida fresca y mi boca saliva sólo de imaginar.

Hace mucho lo único que siento es dolor, miedo y soledad.

No puedo decir en qué momento perdí el conocimiento. Y no fue por dormir, me desmayé.

Hace semanas que no duermo más de 2 horas y siempre me espera una pesadilla al otro lado. Hoy apenas amaneció y me desmayé y solo me desperté al anochecer, no soñé nada y mi cuerpo no respondió a mis órdenes por mucho tiempo.

Cuando finalmente me recuperé, busqué agua, pero el litro estaba vacío. Entonces lo recogí y salí del hotel.

No tenía mucha fuerza, mis piernas estaban débiles. Pero la necesidad es como una muleta.

Al llegar al edificio, llené el litro de agua, lo cerré y lo abracé. Pesaba más de lo normal o yo estaba más débil de lo que pensaba.

Me levanté lo mejor que pude y comencé a caminar con el litro en mi fuerte abrazo.

No muy lejos, frente a mí, oí gritos de socorro y me paralicé.

Habían dos siluetas bajo las farolas junto a un coche.

Oí una voz femenina y pude escuchar la desesperación en su voz.

Mi pecho se apretó con los recuerdos de que yo también había pedido ayuda en vano.

No tengo fuerzas para ayudarla pero me acerco poco a poco.

No me habían visto.

Cuando abre la puerta del auto y la empuja, estoy lo suficientemente cerca como para no pensar demasiado. Levanto el litro hasta donde alcanzan mis brazos y lo golpeo en la cabeza.

Cae y se retuerce de dolor. Miro a la mujer que está allí y veo que sus ojos se dirigen hacia mí.

Abrazo al litro con uno de mis brazos y le extiendo la otra mano pero ella está paralizada y temblando y no la sostiene. Está en shock.

La agarro de la mano y la saco del auto y la hago comenzar a caminar rápidamente alejándose de allí. No pasó mucho tiempo y estábamos corriendo.

No sé qué tan lejos corrimos, pero sé que ella se detuvo de repente y casi me caigo.

Sentí todo mi cuerpo arder por el esfuerzo. Mis piernas se sentían débiles. Pero teníamos que seguir adelante o él nos alcanzaría.

La miré desesperada y confundida por la abrupta parada.

- Yo vivo aqui. - dijo sin aliento, aún tomando mi mano y con la otra señaló el edificio al lado de nosotras.

Miré detrás de ella y vi un auto que venía hacia nosotras. La llevé hasta la entrada y la empujé hacia adentro tan pronto como abrió la puerta.

El coche ya estaba muy cerca y fue disminuyendo la velocidad.

Cuando ella se recuperó del otro lado, trató de regresar y acercarse y yo corrí para que él me siguiera y ella estuviera a salvo.

Corrí lo más rápido que pude y el auto me siguió. El hotel aún estaba a dos minutos de distancia. Me metí en un callejón para ganar tiempo y logré llegar al hotel sin que él me alcanzara.

Con mi adrenalina logré subir las escaleras de dos en dos y al llegar a la habitación abrí la puerta y caí al suelo. No quedaba nada de fuerzas. Respiraba horriblemente y sentía como si mi saliva se hubiera convertido en puros fragmentos de vidrio.

Allí permanecí mucho tiempo recuperándome.

Luego bebí casi medio litro de agua de un solo trago.

Me levanté y cerré la puerta.

Me fui a la cama y me acosté.

Pasé el resto de la noche allí. Encogida. Observando la puerta y atenta a cualquier mínimo ruido.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora