ELIZABETH POV
Ha pasado otra semana.
Las cenas a las que solía asistir con John y su círculo fueron reemplazadas por cenas con Marcos y Allie.
Finalmente estoy empezando a conectarme conmigo misma.
Ya no soy la mujer fría y calculadora que John moldeó, pero tampoco soy una persona muy dulce.
Es un equilibrio que me gusta.
Ahora puedo dibujar una sonrisa. Aunque sea débil es una sonrisa.
Puedo abrazar y ser abrazada por Marcos sin sentirme incómoda.
Puedo recibir los besos inesperados de Allie en mi cara sin querer matarla.
No he estado tan estresada en los últimos días y hasta he dormido bien.
Poco a poco las cosas se están poniendo bien y eso es increíble.
Salí de la oficina minutos antes y estoy caminando al restaurante para almorzar con Allie y Marcos.
Al pasar por las cuadras, veo un callejón y recuerdo a aquella vagabunda.
Ayer, cuando me dirigía hacia la casa de Allie en mi coche, pasé y la vi cerca de un hotel abandonado. Es la tercera vez que la veo por allí. Pero esta es la primera vez que la veo muy herida. Parece que se metió en una pelea. Así que estacioné poco después del edificio con la intención de ayudarla, pero cuando bajé del auto ya no la vi y no tuve el valor de entrar a ese lugar. Entonces seguí mi camino.
Confieso que me gustaría que ella estuviera por aquí rondando para que yo vea si ella está bien. Sé que no es asunto mío, pero soy humano y tengo curiosidad por naturaleza.
Después del almuerzo con la pareja de tortolitos, vuelvo a la oficina.
Nada más llegar recibí una llamada de John invitándome a cenar al restaurante italiano al que íbamos cuando mi madre aún vivía.
Acepté consciente de que había alguna intención detrás de la invitación.
Y como siempre, más tarde los dos llegamos puntualmente al restaurante.
Él nunca llega tarde y también me inculcó este hábito.
Nos saludamos cortésmente y entramos.
Sacó la silla para que me sentara, como siempre hacía. Y él también se sentó. El camarero llegó poco después y hicimos nuestro pedido. Cuando el camarero de retiró lo miré y percibí que él ya me miraba.
- ¿Que ha cambiado? - pregunta con voz suave.
- Especifique. - yo pedi. No sabía de qué él estaba hablando exactamente.
- Siempre fuiste obediente. ¿Que ha cambiado?
Hablaba con una calma que al mismo tiempo que me alentaba, me asustaba.
- Me cansé. Eso ha cambiado. - respondí suavemente también.
- Siempre quise que te convirtieras en una mujer fuerte. Pero no quise presionarte tanto. Nunca quise hacerte daño. Lo siento mucho por eso. - dice con pesar.
Me sorprenden sus declaraciones, pero trato de mantener una cara inexpresiva. Quiero saber a dónde va con esta conversación después de tanto tiempo.
- Sí. No fuiste el mejor de los padres - confieso con voz tranquila.
Él aparta la mirada de la mía. En todos estos años, esto nunca había sucedido.
- ¿Qué es lo que realmente quieres de mí, John? ¿Por qué esta cena? - voy directo al grano. A pesar de las frases agresivas, hablo con suavidad.
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LA EXTRANJERA
Genel KurguLos brasileños somos conocidos por ser como una especie de plaga. Hay al menos uno en cada rincón del mundo. Algunos son inofensivos, otros causan caos. Y somos fáciles de reconocer. ¿Pero quién además de nosotros puede juzgarnos? Creo que todos hem...