AMIGA

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AMANDA POV

No sé por qué cada vez que Lizzie se acerca, creo que me va a besar.

Esto ya me está torturando y molestando. Esa atracción que siento por ella me está poniendo muchas faldas justas.

Tengo que aprender a controlarme.


Hablamos un rato y ella me ayudó con mis medicamentos.

Ahora ella tiene toda su atención en su portátil. No sé lo que tanto busca, pero parece algo importante. Su ceja está fruncida, su labio inferior está atrapado entre sus dientes y en cada lectura juega con los dedos, como si sus anillos estuvieran ahí.

Su belleza externa e interna es tan extraordinaria que no puedo entender cómo es posible que esté soltera. Es muy poco probable que tenga a alguien y no haya aparecido siquiera una vez en todo este tiempo. Más aún conmigo aquí.

Y ella nunca dijo que había alguien... pero tampoco dijo lo contrario.

Cualquiera que sea el caso, es una persona afortunada quien esté con ella.

Me siento afortunada de que ella se haya fijado en mí, aunque no de una forma romántica.

No sé en qué momento me alcanzó el sueño. Pero me desperté con Lizzie acariciando mi rostro y llamando por mi nombre.

Cuando estuve lo suficientemente despierta la vi sonreír gentilmente. Y sentí que todavía estaba soñando.

- Conseguí un médico. Lamento despertarte, pero tenemos que irnos ahora.

Lizzie me ayuda a cambiarme y me lleva nuevamente como un koala, al auto.

Sigo un poco perdida de sueño, pero confío en ella lo suficiente como para creer que sabe lo que está haciendo.

Me abrochó el cinturón y puso en marcha el coche.

Parecía aprensiva, pero segura.

- Descubrí que una vieja amiga de la escuela se graduó en medicina. Me puse en contacto con ella, y ella te atenderá. Es una persona de confianza y estaré contigo todo el tiempo. - Me mira rápidamente y vuelve su atención al tráfico, sonriendo. - No puedes lidiar muy bien que te despierten, ¿verdad? Todavía llevas un puchero desde que despertaste.

- Lo siento. - Pido disculpas sinceramente.

Realmente no llevo muy bien que me despierten, pero no estoy enojada ni nada por el estilo. Quizás un poco insatisfecha por tener que levantarme. Pero esta es mi cara natural y automática cuando me despiertan. Se me pasará pronto.

Llegamos a un consultorio no muy lejos de allí, pero en la dirección opuesta al centro.

Lizzie se bajó del auto y me pidió que esperara un poco.

Momentos después regresó con una silla de ruedas y me ayudó a subir a ella.

Entramos y fuimos llevadas hasta una sala. En la puerta había un nombre.

Dra. Sara Duncan.

Al entrar, nos encontramos con una mujer con una bata, sonriendo.

Ella rápidamente se acercó y abrazó a Lizzie con fuerza.

Por lo que puedo ver, las dos realmente se extrañaban.

Su interacción dura un largo momento. Un reencuentro realmente muy agradable.

Y yo paso ese tiempo observándolas, invisible a sus ojos que se mantienen una en la otra.

De repente Lizzie sale de su burbuja y finalmente me presenta.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora