PROMISCUA

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AMANDA POV

Es curioso cómo los días malos tardan más en pasar y pueden empeorar tan fácilmente.

Mi día va de mal en peor, y siento que estoy en la parte mala y lo peor aún está por llegar.

Después de que el cliente salió del consultorio del Dr., se detuvo en mi mesa y se inclinó sobre ella. Tomó una hoja de papel y mi bolígrafo, escribió algo y colocó el bolígrafo sobre el papel. Se puso de pie, me dio una sonrisa descarada y me guiñó un ojo antes de salir de la clínica bajo mi mirada de asombro y la mirada de desaprobación del doctor.

Pasé los siguientes minutos escuchando al Dr. Mauro hablar sobre lo inapropiado e inaceptable que era coquetear con los pacientes. Y lo inmoral que era programar a sus clientes en mi agenda libidinosa y obscena. Dijo que no imaginaba que yo fuera tan... promiscua.

Me quedé perpleja, humillada y tratando de entender semejante ataque.

Cuando le pregunté por qué decía eso cuando la persona que se me acercó inapropiadamente era su cliente, me miró como si yo fuera una hipócrita.

- ¿Creías que no me preguntaría si contrato tus servicios y qué tan barato es? - preguntó.

No entendí a dónde quería llegar con esto.  Él contrata mis servicios y sabe cuánto gano, al fin y al cabo soy su secretaria.

- No creo entender.- respondí con recelo y luego recordé el final de la llamada con Lucas.

- Creo que lo entiendes y espero que lo que pasó hoy no vuelva a suceder. No tengo nada que ver con lo que hagas o dejes de hacer fuera de aquí, pero si tu indecorosidad vuelve a entrar por esta puerta, considérate despedida. - dijo y regresó a su sala cerrando la puerta con furia.

Respiré hondo y tiré el maldito papel a la basura sin siquiera mirar lo que había en él.

No puedo creer que piense que soy una prostituta.

El resto del turno fue más tranquilo, excepto por las miradas juzgadoras del Dr.

Cuando terminé mi turno, le envié un mensaje a Lucas para que me recogiera. Estaba de muy mal humor y cuando él se dio cuenta, me miró fijamente.

- Dame 5 minutos. - solicité sin siquiera mirarlo.

Nos llevó en silencio a un parque no muy lejos.

Cuando llegamos, bajamos del auto en silencio y nos sentamos en un banco donde no había gente alrededor. Ambos mirando hacia adelante, hacia la nada. Él estaba esperando que yo comenzara a hablar, y yo esperaba una calma que no llegó.

Inesperadamente le di un puñetazo en el brazo.

Se levantó en un segundo, asustado y adolorido.

- ¿Por qué diablos me pegaste? ...cambiaste de opinión, ¿verdad? - creo que lo golpeé muy fuerte. Por la expresión de su cara parece que le dolió mucho... Bien.

- Por tu culpa, mi jefe cree que soy una prostituta. - yo dije.

- ¿Qué?

- "Te vendes por tan poco" fue la frase que hoy casi firma mi demición. No me llames más mientras estoy en el trabajo.

- ¿Y cuándo te llamaré? ¿En tu tiempo libre? - dice sarcástico - Oh sí, eso no lo tienes.

- Si quieres mi ayuda será mejor que no me irrites aún más. Fue suficiente.

- ... Lo siento. - su petición es sincera.

Lucas vuelve a sentarse.

- ¿Qué sucedió? - él pregunta.

- Un cliente escuchó tu frase poética y la malinterpretó. Llegó a oídos del doctor y me enfrentó. Fue humillante. - me desahogué.

- ¿Sabe que fue un malentendido?

- No. No tuve tiempo de explicárselo a él, como siempre.- suspiré con frustración. - De todos modos, cuéntame qué pasó. ¿Por qué necesitas que pretenda ser tu novia?

- Porque Ana es muy pegajosa. Quiero deshacerme de ella. - Ana es su última conquista. La de la conversación del domingo.

- ¿Pero ya? ¿Han pasado qué... 3 días desde que la ves?

- Lo suficiente como para saber que si una persona dice que te quiere y quiere ser tu novia en 3 días, es como mínimo problemática y como mucho, con suerte, psicópata. - dice mirándome a los ojos y mantenemos la mirada por un rato.

- ¿Realmente tengo que estar en medio de esto? - cuestiono.

- Sí.

- ¿Por qué no la dejas?

- Lo hice... y cuando me desperté en la mañana ella estaba en la cocina de casa preparando café como si nada hubiera pasado. - habla con calma.

- ¿En su casa? - él asintió. -... ¿Cómo entró?

- No somos paranoicos como tu familia. No andamos cerrando todo con llave como si fueran a invadir la casa en cualquier momento.

- Ahora sabes que deberían... y ¿cómo te ayudará el hecho de ser tu novia a deshacerte de ella?

- No lo sé, averigüémoslo.

- Cálmate. No sé si estoy tan dispuesta a ponerme en su mira.

- Tenemos un acuerdo, no puedes volver atrás.

- Cuéntame tu plan. - cedí.

- Vamos a su trabajo haciéndonos pasar por allí, nos topamos con ella y te presento como mi novia.

Lo miro seriamente.

- Ella va a prender fuego a tu casa... y a la mía. - Su plan es ridículo, tal vez incluso kamikaze.

- Si me deshago de ella valdrá la pena. - reimos.

- Tienes que dejar de causar problemas o algún día nos matarás.

- Siento que no será hoy. Estaremos demasiado ocupados para eso. - nos reímos de nuevo.

Nos levantamos y fuimos al auto. Todo el camino transcurrió en silencio, no era incómodo.

Cuando llegamos y vi que era una papelería, me senti aliviada. Tenía miedo de que fuera un lugar con alto potencial de masacre, como una carnicería por ejemplo.

Al entrar comenzamos a buscarla discretamente. La encontramos al final de uno de los pasillos. Nos abrazamos de lado y caminamos hacia ella como si buscáramos algo.

Cuando levantó la vista y nos vio, su expresión cambió de sorprendida a confundida y luego furiosa. Lucas la miró y fingió sorprenderse al verla.

- Hola Ana. ¿Cómo estás? - se rascó la nuca con nerviosismo.

- ¿Quién es ella? - preguntó Ana, sin rodeos.

- Bueno... esta es mi novia. - dice con una sonrisa forzada mientras yo solo observo su interacción.

- ¿Novia?

La pregunta me paraliza.

No es Ana quien preguntó.

Es una voz que conozco muy bien.

Mientras me giro lentamente, detrás de nosotros está mi padre completamente colérico quien pronunció la frase, y justo detrás de él está mi madre en shock.

Ahora creo que ha llegado lo peor.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora