FURIA

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ELIZABETH POV

No puedo evitar pensar en lo imprudente que estoy siendo.

¿Qué estoy haciendo?

No sólo la alimenté durante días, sino que también la traje a casa.

Por mucho que yo diga que es por el peligro de que la encuentren, la verdad es que no puedo olvidar lo que vi esos jóvenes hacerle y quién sabe por qué más pasó para sacarse tantos moretones. Y eso que no vi todos.

Sin mencionar el hecho de que claramente apenas come. Está tan por debajo del peso que arrastrarla a donde quiera es indescriptiblemente fácil.

Ella tiene una apariencia frágil y la gente mala se ha aprovechado de ella. Quiero protegerla de esta gente.

Es ridículo. Pero siento esta necesidad.

Escucharla responder a mis preguntas, incluso con respuestas a medias, fue satisfactorio. Con John aprendí a leer a las personas y deducir muy bien las cosas con corazonadas certeras. Y cuanto más tiempo paso con ella, más fácil se ha vuelto leerla. Me ayudó a obtener respuestas que aparentemente quería guardar para sí misma.

Allie querrá matarme cuando descubra que la traje a vivir conmigo. Y ni siquiera es una suposición, es un hecho. Pero me preocuparé por eso mañana. Fue un día agotador.

Necesito dormir para tener energía para afrontar lo que vendrá.

Dormir no fue difícil, me desmayé en minutos. Pero el sueño fue ligero y mi cuerpo se comprometió a estar alerta en caso de que Amanda me necesitara. Me desperté en mitad de la noche por un ligero ruido. Me levanté y fui a la puerta de la habitación de invitados, pero el ruido había cesado. Pego la oreja a la puerta para ver si puedo oír algo, pero no oigo nada. No quiero invadir su espacio abriendo la puerta en medio de la noche sólo para ver si está bien. Quiero que se sienta cómoda aquí conmigo, no que piense que soy una acosadora.

Regresé a mi habitación y me acosté. Me pregunté si debería haber abierto la puerta sólo por precaución, pero no me atreví a volver allí y averiguarlo.

A la mañana siguiente me levanté un poco cansada. Habia pasado el resto de la noche inquieta en la cama.

Mi despertador sonó para despertarme, pero ya estaba más que despierta, admirando el techo.

Me levanté dispuesta a preparar café y tostadas. Sabía hacer eso, era mi especialidad. Rara vez la quemaba.

No sabiendo por dónde empezar, intenté hacer los dos al mismo tiempo. Un error. Quemé la tostada mientras pasaba el café y al sentir el olor, torpemente derramé todo.

¿Porqué hoy?

Pongo mis manos sobre mi cabeza y suspiro. Necesito limpiar y empezar de nuevo.

Agarro un paño y empiezo a limpiar el café de la encimera y del suelo. Mientras termino de limpiar el piso, miro hacia arriba y Amanda está parada en la puerta, su mirada vagando por la cocina. Creo que está buscando el origen del incendio.

- Quemé la tostada. Cocinar no es una de mis virtudes. - digo en broma mientras termino de limpiar el piso. Me levanto y voy hacia la tostadora. - sólo dame unos minutos. Lo lograré esta vez.

Eso es lo que espero.

Tiro la tostada quemada a la basura y me preparo mentalmente para volver a intentar.

Cuando voy a reiniciar mi batalla con la tostadora, Amanda se acerca y me toca el brazo.

La miro fijamente. Ella tiene hermosos ojos.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora