MEMORIA

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AMANDA POV

La tensión dentro del auto es tan real que siento que si cierro los ojos, podré tocarla físicamente.

Elizabeth me sacó de esa clínica como si estuvieramos corriendo contra el tiempo. Estaba claro cuánto odiaba estar allí.

Estaba claro que odiaba que YO estuviera allí. Y aunque no entiendo claramente por qué, puedo imaginármelo. El doctor no fue muy sutil, sus miradas, aunque ignoradas por mí, no pasaron desapercibidas.

Al parecer, Elizabeth sabía que esto sucedería y temía algo aún peor. Su forma de evitar que me tocara fue muy clara. Mi declaración sobre haber sido abusada tampoco ayudó mucho y sé que ella hará preguntas.

Su postura, siempre dura e impecable a pesar de sus miradas, gestos y palabras amables, ahora parece perturbada.

Desde que subimos al auto no he soltado su mano. Quiero que ella sienta que todo va a estar bien, tal como ella me hace sentir a mí cuando sostiene la mía.

Alison rompe el silencio hablando de pasar por una farmacia para comprar medicamentos, sin obtener ninguna reacción por mi parte y el silencio de Elizabeth. Ella tiene los ojos cerrados desde hace un tiempo, pero sé que no está dormida. Su pulgar está haciendo suaves caricias en mi mano.


Alison se estaciona y Elizabeth abre los ojos, soltando mi mano y alcanzando su bolso.

- ¡Ya vuelvo! - dice Alison mirándonos desde el asiento del conductor.

- ¡Espera! - dice Elizabeth sacando una tarjeta de su billetera. - Usa la mía.

Elizabeth le entrega la tarjeta a Alison. Su mirada no deja lugar al rechazo. Alison lo toma y sale del auto.

Elizabeth se sienta de nuevo y cierra los ojos, suspirando.

- ¿Estás así por mi culpa? -Pregunto mirándola, pero ella permanece inmutable. Su silencio me angustia. - Perdóname. Juro que no fue intencional.

No tengo idea de qué hice mal. Pero sea lo que sea que haya hecho para que ella esté así, lo lamento profundamente.

Mi visión se vuelve borrosa y me muerdo el labio inferior, tratando de reunir fuerzas para no permitir que esta visión borrosa se convierta en lágrimas.

Aún con los ojos cerrados, su mano busca la mía y la sostiene con firmeza pero sin lastimarme.

- Estoy así por muchas razones, Amanda. tuve muchas emociones en un tiempo demasiado corto y no sé lidiar con eso. - ella abre los ojos pero no me mira. - Nunca tuve que lidiar.

Permanecimos en un breve silencio que parecieron horas.

-Elizabeth. - La llamo y ella me mira. - ... ¡gracias!... por todo.

- No hables como si te estuvieras despidiendo. - Me regaña tranquilamente y vuelve su atención al frente. - Voy a pedirle a Allie que pase por un restaurante y voy a comprar algo para cenar.

Asiento, aunque ella no me está mirando. Ella suspira.

- ... quiero que me cuentes todo, Amanda... no quiero saber nada a medias, quiero saber cada detalle desde el principio. Si es necesario, desde tu infancia hasta ahora. Pero quiero entender lo que sucedió, cómo sucedió y por qué sucedió. No tengo derecho a exigirte eso. Pero creo que merezco saberlo. - ella me mira buscando consideración y una vez más, asiento.

Alison regresa y Elizabeth le pide que paremos en un restaurante y ella lo hace.

Elizabeth baja y entra al establecimiento, dejándome sola con Alison.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora