Mi celular empieza a sonar incesantemente, despertándome. No necesito pensar mucho para imaginar quién es. Nadie me llamaría a las 4:25 de la mañana excepto mi querido jefe. Apenas he dormido 5 horas desde que llegué.
Ojalá pudiera ahorcarlo con ese estetoscopio que lleva colgado del cuello todo el día.
- ¡Listo! - contesto.
- Señorita Ramos, la necesito en la clínica en 20 minutos. - colga.
La clínica está a 15 minutos en coche. Ni siquiera si ya estuviera lista podría llegar a ese plazo ya que ni siquiera tengo bicicleta.
Me levanté como alma llevada por el diablo y me preparé lo mejor que pude en el menor tiempo posible. Y aun así llegué en casi una hora porque me tomó mucho tiempo conseguir un Uber.
Entro rápidamente a la clínica arreglándome la ropa y el cabello.
El Dr. Mauro está cerca de mi mesa con su celular en la mano.
Suena mi celular. El ruido hace que me mire.
- Llevas 40 minutos de retraso. Veo que no necesitas tanto tu sueldo. - Me regaña.
- Lo siento doctor, yo...
El Dr. Mauro ignora mi intento de explicarle y se dirige al consultorio.
Me tomo un segundo para respirar profundamente y seguirlo.
- Doctor, ¿para qué me necesita?
- Nada, ya hice tu trabajo. Su impuntualidad me llevó a tomar las riendas yo mismo. La señora Souza concertó una cita a las 8 de la mañana.
¿Y por qué me enviaste aquí? ¿Por qué me llamaste al teléfono cuando llegué si ya habías hecho "mi trabajo"?
- Ya que estás aquí, prepara un poco de café, tres gotas de edulcorante y tráemelo.
Sin siquiera responder, simplemente salgo de la habitación.
Escenas como ésta son más frecuentes de lo que podemos imaginar. Mis ojeras no son en vano. Ya ni siquiera el maquillaje los cubre.
Trabajé hasta las 3:45 pm. en automático, como un bot programado.
En casa era difícil descansar. Mamá y papá estaban trabajando. Tienen una floristería. Los gemelos estaban en la escuela. Pero mi vecino imbécil ese, el hermano de Lucas, estaba escuchando una música ridícula al volumen más alto que podía alcanzar su radio falsa. Lo cual, curiosamente, era demasiado alto.
A las 9 de la noche regresé para otra "emergencia".
Este trabajo de mierda me estaba matando y el sueldo no tenia ni seguro de vida.
Trabajando de camarera en Los Ángeles ganaría más que aquí y trabajaría mucho menos. Incluso podría encontrarme con Emma Stone y decirle HI.
Cómo quería ganar en la loteria.
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LA EXTRANJERA
General FictionLos brasileños somos conocidos por ser como una especie de plaga. Hay al menos uno en cada rincón del mundo. Algunos son inofensivos, otros causan caos. Y somos fáciles de reconocer. ¿Pero quién además de nosotros puede juzgarnos? Creo que todos hem...