CONFIDENCIALID

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ELIZABETH POV

Hace tiempo que Amanda está bajo mi cuidado. Me siento responsable por ella, aunque sé que no lo soy.

Siento ese deseo de cuidarla, de protegerla. Y puede sonar posesivo o incluso enfermizo, pero sería capaz de actuar como una bruja y encerrarla en una torre para que nadie pueda llegar a ella. Ni siquiera el príncipe. Y eso me frustra. No puedo protegerla de todo, por más que quiera. Y no puedo decidir nada por ella.

Bueno, al menos cedió a mi pedido y estamos de camino a la clínica.

Su silencio, su rostro impasible y su mirada inexpresiva me hacen desear poder entrar en su mente y saber qué está pasando allí.

Allie conduce silenciosamente, también está pensativa, pero sé muy bien lo que pasa en su cabeza. Ella teme mi reacción al verlo. Lo sé.

Miro mis manos, mis dedos aún sienten la suave piel de Amanda. Como si todavía la estuviera tocando.

El primer toque fue puro reflejo, pero su falta de rechazo me otorgó continuar y tocarla a propósito.

Sus ojos no se alejaban de mí, observando mis movimientos. Sus reacciones no se mutaban, pero yo sentía su piel erizarse bajo mi toque.

Ver tu cuerpo desnudo, frágil y magullado me hace odiar a quien la dejó así, aunque eso me la haya traído a mi.

Quiero besar cada marca en su pequeño cuerpo. Sé que la deseo. Soy consciente de ello desde hace mucho tiempo. Pero a diferencia de otras mujeres con las que he pasado la noche, no puedo acercarme a ella de esa manera. No quiero asustarla, y mucho menos que se sienta obligada a entregarse a mí con esa costumbre suya de hacer lo que quiero por gratitud.

No me he sentido sola desde que ella pasó a vivir conmigo. Es una sensación que nunca antes sentí, y me gusta. No puedo perderla por un descabellado deseo.


Llegamos a la clínica. 

Por ser lejos del centro se nos permite más discreción.

- Esperadme aquí. ¡Ya vuelvo! - dice Allie, bajándose del coche sin mirarnos.

Miro a Amanda y ella sigue inerte.

Sostengo su mano para tener su atención en mí, pero su mirada va lentamente a nuestro toque.

Su mano está fría a pesar de que la temperatura ambiente es cálida.

- ¿Tienes frío? - pregunto.

Sin mirarme, ella lo niega en silencio.

Froto mis manos en las de ella para calentarlas.

Allie abre la puerta de Amanda precipitadamente, sorprendiéndonos. Ella rápidamente quita las manos de las mías y las pone como protección a su rostro por temor a ser atacada. Paralizando a Allie con su reacción.

Me acerco más a ella y la abrazo, apoyando mi cabeza en la de ella, bien próxima al oído diciendole que está todo bien.

Abajo sus manos. Su respiración es errática y sus ojos están apretados.

- Mírame. - digo bajito volteando tu rostro cuidadosamente con mi mano y alejando mi rostro. - ¡Ey! ¡esta todo bien! abre los ojos!

Ella los abre lentamente, hay miedo allí. Pero poco a poco va suavizando cuando acaricio su rostro.

Ya más calma, ella baja del coche. Parece en modo automático.

Allie la apoya por el brazo y espera a que yo salga.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora