DECISIÓN

37 6 0
                                    

ELIZABETH POV

Faltan 2 días para mi boda y hoy ya no puedo evitar la prueba del vestido. Eran las 5 de la mañana cuando Nora me llamó para decirme que vendría a las 2 de la tarde para que pudiéramos ir a la tienda.

Para mi alivio, la llamada fue rápida. Escuchar a alguien hablar sin parar a las 5 de la mañana es atormentador y realmente espero que todas nuestras llamadas futuras sean tan rápidas como ésta.

Estoy de camino a la oficina. Pensé en trabajar desde casa hoy pero cambié de opinión. El silencio en ese lugar es ensordecedor, no puedo concentrarme. Sigo pensando demasiado y me da dolor de cabeza. Los medicamentos ya no funcionan, así que decidí cambiar los ruidos de mi cabeza por los ruidos de la calle camino a la oficina, buscando un poco de paz.

No he hablado con Marcos desde el incidente con Alison. Ella no me contó lo que pasó y él tampoco vino a hablarme de ello. Y para ser honesta, tengo cosas más importantes de qué preocuparme que una conversación posiblemente pasiva-agresiva.

Al llegar a la oficina, me organizo y empiezo a trabajar.

La oficina está en el piso 21 de un edificio comercial en el centro de Los Ángeles e incluso a esta altura todavía puedo escuchar el ruido de la ciudad en movimiento.

Todavía me duele la cabeza pero mi mente ya no me sabotea. Estoy concentrada en lo que estoy haciendo y así se pasan unas horas.

Son 2 horas antes de lo que usualmente estoy acostumbrada a  almorzar cuando John me llama al teléfono, desviándome de lo que estaba haciendo.

No tengo ningún deseo de hablarle, pero sé que no tengo otra opción.

Me advirtió que mañana debo dejar de lado sea lo que tenga que hacer. Qué de mutuo acuerdo con los padres de Marcos, decidieron que mañana es el día en que mi futuro esposo y yo buscaremos departamento, ya que al día siguiente nos casaremos. También me informó que llegará mañana por la noche. Y que pedió cita con mi ginecóloga para mañana por la mañana para iniciar un seguimiento de preparación para el embarazo.

Quería gritar.

Quería romper todo a mi alrededor mientras le enviaba un hermoso y estructurado jódete a mi querido padre.

Pero no lo hice.

En cambio, después de terminar la llamada, me comuniqué con Marcos y lo invité a almorzar.

Mi cabeza, que ya me dolía, ahora me está matando. No puedo trabajar así. Mirar papeles blancos y la pantalla de la computadora me causa daño, así que trato de mantener los ojos cerrados y las manos cubriéndolos para evitar cualquier claridad.

Cuando finalmente llegó la hora del almuerzo, me puse mis gafas de sol y fui a encontrarme con Marcos.

Llegué primero y me senté lo más lejos posible de la ventana sin quitarme las gafas.

Pedí un agua mientras lo esperaba. A decir verdad, ni siquiera tengo hambre. Si como algo, no sé si podré conservarlo en el estómago por mucho tiempo.

Cuando traen el agua, aprovecho para tomar un analgésico y cierro los ojos mientras espero que llegue Marcos. Llega 5 minutos tarde, pero el simple hecho de poder quedarme unos minutos más sin tener que mantener una conversación me consuela.

- Hola querida futura esposa. - dice y se sienta.

Cuando escucho su voz, abro los ojos por un segundo y los vuelvo a cerrar.

- Confieso que pensé que nos casaríamos sin tener nuestra primera cita. - su voz tiene un tono de diversión cuando dice esto. Me quedo en silencio.

Él espera que yo diga algo, pero todavía estoy reuniendo el coraje para decir por qué lo invité.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora