CORRE

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AMANDA POV

Ha pasado una semana desde que encontré ese refugio.

En los tres días siguientes a ese día, intenté volver allí para buscar comida y agua, pero las otras personas sin hogar me reconocieron y ni siquiera me dejaron volver a hacer cola.

Busqué otro refugio pero no lo encontré. Tampoco encontré ningún árbol frutal. Así que no tuve más opción que comer sobras de comida desechadas de restaurantes y seguir bebiendo agua del fregadero de la tienda de conveniencia.

Era eso o morir de hambre y sed.

Ahora entiendo por qué a las personas sin hogar no les importa comer eso. El hambre es tanta que duele y cualquier cosa sirve.

Y es por eso que estoy caminando por el centro buscando algún restaurante que ya descartó la comida. Pero aparentemente todavía es la hora del almuerzo. Los restaurantes siguen llenos.

Me detuve frente a uno y miré hacia adentro. El olor a comida que salía por la puerta me invadió, haciendo que mi estómago se retuerza.

Una moza me pidió permiso para entrar, yo estaba obstruido el camino.

Estaba tan apurada que ni siquiera esperó a que hiciera espacio. Puso su mano derecha en mi espalda y la izquierda en mi brazo izquierdo, Me llegó al lado y pasó. Ni siquiera me miró, si lo hubiera hecho probablemente se habría dado cuenta de que soy una sin techo y no me habría tocado. Estoy segura.

Pero yo la noté. 

Cuando ella pidió permiso yo la miré. Estaba tan perdida en la belleza de esa mujer que no reaccioné cuando me tocó. Fue totalmente inesperado.

Me quedé junto a la ventana mirándola caminar hacia una mesa donde un hombre la estaba esperando.

Suspiré y seguí mi camino en busca de comida. Pero lo que encontré un poco más adelante fueron carteles de personas desaparecidas con mi foto.

Empecé a arrancarlos uno por uno. Caminé 8 cuadras y no vi ninguna más, así que decidí regresar a ese restaurante.

Por el tiempo que ha pasado, ya deben haber desechado algo y la comida de allí realmente olía muy bien.

Cuando faltaban 2 cuadras para llegar, vi a una mujer sorprendentemente parecida a Lucas, llena de papeles en las manos mientras conversaba con policías al lado de una patrulla.

Corrí una cuadra atrás y me escondí en un callejón.

Me quedé sin aliento, no sé si de correr o de miedo.

El coche de policía pasó por la calle principal y mis ojos automáticamente miraron al otro lado de la calle.

Ella estaba allí.

La chica guapa del restaurante.

Ella me miró seriamente. Si quisiera, ella podría revelar mi ubicación fácilmente.

Pero ella no lo hizo.

En vez de eso siguió su camino mientras balanceaba su cabeza negativamente.

Suspiré con alivio.


Comer hoy no iba a suceder. Lucía no saldría de allí por ahora y mucha gente por aquí ya ha visto los carteles y me reconocería. Entonces vuelvo a la tienda de conveniencia. Necesito agua al menos.

Cuando llegué, la atendiente que siempre me da la llave del baño se negó a dármela y dijo con pesar que su jefe se enteró que me dejó pasar la noche allí y la amenazó con despedirla si me dejaba quedarme allí nuevamente.

Le pedí al menos un poco de agua y ella me la dio y también me entregó dos barras de cereal. Ella me sonrió y le agradecí profundamente por haber encontrado al menos una buena persona en este lugar.

Cuando me di vuelta para salir de allí, ella me llamó y me dijo que si seguía dos cuadras a la derecha y una a la izquierda, encontraría un edificio abandonado y posiblemente podría refugiarme allí.

Efectivamente hay un edificio abandonado donde ella me dijo.

Aprovecho que aún está en medio del día y entro para ver qué tan seguro es.

Hay un hall de entrada, ascensor y zona de escaleras. Todo muy sucio. Como si nadie hubiera estado aquí desde hace mucho tiempo.

Subí unos cuantos tramos de escaleras con cautela y entré en uno de los pisos.

Tiene un pasillo con varias puertas. Abrí dos de ellos y vi que eran dormitorios. Lo que significa que esto era un hotel.

Entré a la habitación y vi que había una cama, un mueble, un baño y mucha basura esparcida por todos lados.

Aunque estaba sucio, era cien veces mejor que el baño de la tienda de conveniencia.

Definitivamente me quedaré aquí mientras pueda.

Limpio tanto como puedo debido a la falta de productos de limpieza y agua, y acabo encontrando una llave debajo de la cama.

Descubro que es de la puerta del dormitorio. ¡Que suerte!

Cerré la habitación, quité el polvo de la cama y me acosté.

Ya me había comido una de las barras de cereal en el camino hacia aquí. Pensé en dejar el otro para mañana, pero todavía tengo tanta hambre que no sé si podré soportar esperar tanto.

Quizá si duermo olvidaré un poco el hambre.

Cierro los ojos y no pude evitar empezar a pensar demasiado.

Lucas ya debe saber de mi desaparición. Debe estar buscando la manera de venir por mí.

¿Se lo dijo a mis padres?

¿Qué está pasando allí ahora mismo?

¿Qué está pasando aquí también? Lucía parece decidida a encontrarme. Realmente espero que no lo logre.

En medio de estos pensamientos me dormí. Pero me desperté poco después asustada por la misma pesadilla que me ha estado acosando durante las últimas semanas.

Tres siluetas en la oscuridad y no podía gritar.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora