AMANDA POV
Mi viaje es mañana por la mañana.
Ahora son exactamente las 9:45 de la mañana y ya he empezado a elegir lo que necesito y lo que no necesito llevar. Tengo que elegir con cuidado ya que no puedo llevar mucho.
Hoy cuando me levanté temprano y fui a desayunar, mis padres ya estaban en la mesa.
Mi padre cuando me vio, inmediatamente se levantó y salió de la cocina sin decir nada. Poco después escuché la puerta principal abrirse y cerrarse, indicando que acababa de salir.
Mamá estuvo mirando la mesa todo el tiempo. Ella nunca levantó la vista y cuando terminó el café se levantó, tomó lo que ella y mi padre habían utilizado a pesar de que la taza de mi padre estaba casi intacta y fue al fregadero a lavarlo.
Le deseé buenos días y ella no respondió.
Justo cuando estaba a punto de levantarme y acercarme a ella, los gemelos entraron a la cocina y me saludaron. Empezamos a hablar al azar hasta que mamá salió de la cocina y se dirigió al dormitorio.
La seguí, pero ella había cerrado la puerta con llave. Llamé pero ella lo ignoró.
Poco después ella salió de la habitación. Yo estaba en la sala con los chicos mientras jugaban videojuegos, ella ni siquiera miró en nuestra dirección, simplemente se fue como si la casa estuviera vacía.
Su indiferencia y frialdad me dañan.
Ahora estoy en mi habitación arreglando mis cosas entre lágrimas.
Los gemelos vinieron a verme y cuando notaron mi dolor intentaron consolarme, pero estoy muy destrozada. Quería las caricias en la cabeza que papá siempre me daba cuando estaba triste, y el chocolate caliente y los abrazos reconfortantes que solo mi madre podía brindarme. Amo a mis hermanos y me encanta cuando me dan cariño, pero no son a ellos a quienes necesito en este momento.
Cuando me calmo invito a los gemelos a la plaza, quiero distraerme y quedarme en casa no me ayuda.
Cuando llegamos nos encontramos con algunos de sus amigos que jugaban al fútbol.
Nunca he sido buena en los deportes, pero tal vez intentar jugar algo que claramente no entiendo mantendrá mi mente ocupada el tiempo suficiente para que mi corazón piense que está bien.
Este juego realmente requiere mucha atención y esfuerzo. Principalmente físico. Me falta el aire de tanto correr.
Cuando empezó a oscurecer llamé a los gemelos para que nos fueramos a casa antes de que llegaran nuestros padres y se preocuparan porque habíamos dejado nuestros teléfonos celulares en casa.
Cuando nos acercamos a la entrada, nuestra madre nos está esperando y no parece nada contenta.
Ella les grita a los gemelos por pasar el día afuera y no contestar las llamadas y les dice que entren.
Se gira hacia mí y coloca su dedo junto a mi cara, furiosa.
- ¿Crees que tienes la libertad de hacer cosas sin nuestro permiso sólo porque te vas? ¿Crees que no necesitas seguir nuestras reglas? Estás muy equivocada. - dice bajando la mano.
- Lo sien... - ni siquiera termino de hablar y ella me interrumpe.
- No te atrevas a disculparte. Esto no solucionará tus errores. Si realmente quieres disculparte, empieza por dejar esta tontería de irte y consigue un trabajo. - dice destilando veneno.
- No. - es la primera vez que respondo de esa manera. No renunciaré a mi sueño. Ni siquiera por ella.
Se acerca hasta que su rostro está muy cerca del mío. Siento su aliento golpeando mi cara rápidamente. Sus ojos están rojos por la ira reprimida.
- No bajes a cenar. Empaca tus cosas y cuando te vayas mañana no te atrevas a decir adiós. No queremos mirarte a la cara... ¡¿Y hacernos un favor?! ¡no vuelvas! - habla y entra a la casa.
Subo a mi habitación y termino de empacar mis cosas que dejé a un lado para ir a la plaza con los chicos.
La noche está a punto de convertirse en día y todavía no he podido dormir. Aunque no he comido nada en mucho tiempo, no tengo nada de hambre.
Estoy triste pero tengo la esperanza de que todo estará bien.
Los gemelos entraron escondidos a mi habitación en la madrugada para despedirse de mí ya que nuestros padres les dijeron que no salieran de la habitación hasta que yo saliera de casa.
Antes de que saliera el sol, regresaron a su habitación y yo me quedé allí mirando al techo esperando que pasara el tiempo.
Eran las 6 de la mañana cuando salí de casa. No vi a mis padres ni a los gemelos, pero Lucas vino a llevarme al aeropuerto.
Allí me hizo tomar café mientras esperábamos el vuelo.
Me hizo comprobar por trigésima vez que tenía mis documentos, pasaporte, la carta de su tía y el dinero extra que me sobraba del sueldo para pagar el taxi cuando llegara. Y una vez más vi que todo mi bolso estaba bien.
Él parecía más nervioso que yo.
Esta es la primera vez que estaremos a más de una ciudad de distancia y confieso que yo también estoy nerviosa. Nunca estuve sin él, mis hermanos o mis padres. Jamás siquiera dormí fuera de casa.
Esto es Loco. Pero a pesar de todo, estoy muy emocionada.
Mi vuelo está anunciado.
Me despedí de Lucas y ambos lloramos como dos niños a quienes sus padres no los dejaban jugar en el patio de recreo.
Cuando subo al avión siento mariposas en el estómago. Nunca había estado en uno y eso me asusta un poco.
El viaje fue tranquilo, no vomité tanto como pensaba. Pero llegué bien a Los Ángeles.
Lo que no esperaba era que al llegar descubriera que mi maleta se había perdido y que podían tardar días en encontrarla.
Y al salir del aeropuerto a buscar un taxi, me robaron el bolso con todo lo que tenía. Incluyendo la dirección de la tía de Lucas.
Ahora estoy donde siempre soñé estar.
Pero no tengo nada más que la ropa que llevo puesta.
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LA EXTRANJERA
General FictionLos brasileños somos conocidos por ser como una especie de plaga. Hay al menos uno en cada rincón del mundo. Algunos son inofensivos, otros causan caos. Y somos fáciles de reconocer. ¿Pero quién además de nosotros puede juzgarnos? Creo que todos hem...