EL SOBRE

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AMANDA POV

Un mes y medio desde que mis padres me dieron este castigo.

Y hoy es el día en que recibo mi salario de la clínica. No alcanza para completar el dinero que Lucas dijo que me daría porque tengo que ayudar con algunas cuentas del hogar. Pero creo que con dos meses más puedo hacerlo.

Todavía no he tenido ningún contacto con Lucas desde que irrumpió en mi habitación por la ventana. Pero quiero pensar que es porque no surgieron oportunidades.

Llegué al trabajo a las 5 am y comencé a organizar mi escritorio. El doctor Mauro llegó media hora después y se detuvo frente a mí.

- ¿Hay alguna cita programada para hoy?

- Todavía no, doctor - respondí cortésmente.

- ¡Excelente! Empaca tus cosas. Estas despedida. - dice y comienza a caminar hacia su habitación.

- ¿Qué? - Me levanto y lo sigo. Estoy confundida. - ¿por qué?

Él entra a su habitación ignorándome y yo entro inmediatamente sin siquiera pedir permiso.

- Sal de mi habitacion. - me dice irritado por cómo entré.

- No... quiero saber el por qué. - digo en una oleada de coraje que no poseo.

- No has sido lo suficientemente eficiente. Ahora sal de mi sala. Tu pago por los días trabajados ya está en tu cuenta bancaria. - dice, camina hacia su silla y se sienta.

Me quedo perpleja mirándolo. No puedo creer que sea en serio, pero nunca he visto al Dr. Mauro bromear. Y sé que en las últimas semanas he estado distraída y un poco torpe.

No quiero que me despida, pero lo conozco lo suficiente como para saber que no tiene sentido rogar por mi trabajo.

Estoy realmente jodida. No sé cómo contarles esto a mis padres.

Vuelvo a mi escritorio y empiezo a recoger mis cosas. Antes de irme, entra una joven y se me acerca.

- ¡Hola! Soy Paula, vine la semana pasada a la entrevista. El Dr. me pidió que empezara hoy. Llegué un poco tarde. Pido disculpas. - Habla demasiado rápido. Parece estar hiperventilando.

Me acabo de enterar que él lleva una semana preparándose para despedirme y ni siquiera se molestó en decírmelo para que yo pudiera prepararme también. Maldito sea.

No le deseo ningún mal a ella, pero espero que ella le de mucha molestia a él y él pague caro por despedirme.

La miré seriamente durante unos segundos, luego me alejé de ella y me fui sin responderle, ni mirar atrás.

Fui directo a casa con la esperanza de que mis padres estuvieran en la floristería y que mis hermanos no les digan que llegué temprano.

João Pedro estaba en la sala y Pedro Henrique en la cocina, pero cuando escuchó que alguien entraba a la casa, se acercó a la sala para ver quién era.

Ambos me miraron confundidos por un momento. Eran sólo las 7 y pronto irían a la escuela, eso significa que yo debería estar en el trabajo.

- ¿Qué estás haciendo aquí? - preguntó Pedro Henrique.

- ¿Prometes no contarlo? - Pregunté, colocando mi bolso en el sillón y sentándome en el sofá al lado de João. Ellos asintieron y Pedro se sentó a nuestro lado.

- Fui despedida. - dije y dejé escapar un profundo suspiro. Me sentía derrotada.

Permanecieron en silencio y se miraron entre ellos durante un rato. Cuando decidí romper el silencio, habló João Pedro.

LA EXTRANJERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora