Capítulo 27

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Ahora sí valimos verg-...

¡Tengo ganas de llorar! 😭 Agradezco que Uraraka sea tan amable, pero esta vez si al regó hasta el fondo.

Ya deja de quejarte, pareces una niña.

Ay... ¡Cállate! Me va a regañar bien feo.

¡Já! ¿Regañar? Más bien ya tiene otro motivo para desquitarse cono nosotros a golpes, idiota.

– Entiendo, fiu... Por un momento pensé que le había pasado algo a Izuku en el camino, no contestaba mis llamadas ni mis mensajes, disculpa si me preocupe demasiado, estaba un poco asustada, de todos modos te agradezco mucho la explicación ¿Eres amiga de mi hijo? - pregunto Inko actuando calmada, aunque por dentro estuviera hirviendo de rabia, guardó la calma y se despidió amablemente de todos, incluyendo a los maestros, Izuku justificó su duda al responder porque se sentía supuestamente apenado de no haberle avisado que se iba a quedar un poco más en la UA, una razón comprensible y a la vez sospechosa para nuestros tres detectives de clase.

El resto de camino a casa fue totalmente silencioso, aquel silencio estaba matando a Izuku 1 lentamente e Izuku 2 no era de ayuda en lo más mínimo hablando y hablando sobre las mil y un formas en las que podrían ser reprendidos por su madre biológica, sin más el peliverde solo se limitó a seguirla con la cabeza apuntando hacia el pavimento, hacia el grisáceo concreto sólido bajo sus pies que hacía sonar sus zapatillas sin parar, casi y comparaba la incertidumbre de dicho sonido con como cuando se quedaba solo por las noches, aguantando hambre con la única compañía de un reloj de manecillas que hacía un ruido monótono y casi que desesperante hasta que llegara su madre a cocinar la cena y emborracharse, definitivamente esos no eran los recuerdos que debería tener un adolescente sobre su infancia, pero eso era de las cosas más felices que habían y frecuentaban al peliverde pecoso.

Al finalmente llegar a su apartamento Inko Midoriya lo invito a pasar primero, un mal presentimiento hizo que sintiera una espina imaginaria clavada en su espina dorsal al ver alrededor de 4 kilogramos de carne en la mesa de la sala, aún se preguntaba cómo dicho mueble aguantaba ese peso sin derrumbarse considerando la calidad de la madera con la que estaba hecha, en total silencio Inko le señalo un lado de la mesa para que se sentará mientras ella cerraba la puerta con llave y candado ¿Quería charlar? Claro que sí, así era siempre que necesitaba hablar de algo con su hijo, ya lo había hecho antes muy de vez en cuando y lo único en lo que coincidían ambos Izukus respecto a estas charlas de su madre.

Es que las odiaban.

De alguna u otra manera sin importar el tema o la manera en la que hablase su madre.

Se escuchaba horrible, es como si fuera una especie de don de su progenitora poder juntar lo peor de si misma para expresarse.

Quién diría que este día también sería horrible.

Toda esta semana ha sido una basura ¿Y ahora está mierda? ¡Suficiente! ¿Nos quiere matar o algo? Preferiría eso la verdad.

Ya es suficiente... Izuku 2, ya sé que la odias, pero hay que escucharla...

Andas más desanimado que lombriz con sal encima, ¿Sabes qué? Yo me voy, me avisas cuando nos deje en paz y haya terminado de hablar.

Se despidió asqueado y enojado.

– Al parecer Hokep me abandonó... ¿Sabes algo de él? - preguntó la fémina, Izuku al principio no respondió, se había quedado pensativo al recordar como al volver a ser consciente Izuku 2 había atravesado el cuello de Hokep.

– No, señora... - respondió en un susurro inaudible, dicho acto paso a ser el detonante de la rabia de su madre que sin dudarlo lo abofeteó con todas sus fuerzas tirándolo al suelo y grito furiosa.

Doble opinión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora